
Me niego a que la Filatelia se muera o, al menos, a que se muera tan rápidamente.
No sé los de FESOFI, que parece que les da igual, pero yo, por lo menos, me niego.
[Y a quien me diga que a los de FESOFI no les da igual, que también ellos están preocupados por el languidecer de la Filatelia y tal, les diría la vieja máxima atribuida a Einstein: “joder, pues si buscáis resultados distintos, no hagáis siempre lo mismo”. Si ven que lo que hacen no funciona, si ven que sus “cositas” (léase sus exfilnitas, porque poco más se les puede cargar en el haber) cada vez interesan menos…, ¿por qué no prueban a cambiar? Porque si siguen haciendo lo mismo y siempre lo mismo y siempre lo mismo, obviamente seguirá sin funcionar].
No sé los comerciantes… (me imagino que ellos también se negarán a que la filatelia se muera, sobre todo porque viven en parte de ella). Tengo también ideas para ellos para intentar revertir el que me imagino será un descenso del 3% anual en clientes…, un descenso del 3% anual en ventas…, un descenso del 3% anual en beneficios…
[En mi opinión, esta curva de descenso del 3% comenzó hace 15 años. En lo que yo he detectado, en los últimos 5-6 años, y en los últimos dos y medio por la pandemia y postpandemia, la curva de descenso puede empezar a ser de dos cifras al año y se mantendrá si no hacemos algo].
Pues eso, que yo, por lo menos, me niego. Y si vosotros también os negáis voy a ir dejando un decálogo de acciones que tendríamos que cambiar en el panorama filatélico para intentar dar más vida a la Filatelia (un poco, aunque solo sea).
Y ¡ojo!, no digo que lo consigamos, quizás la muerte de la Filatelia sea inevitable por muchas razones que nos exceden, pero sí digo que, por lo menos, intentemos que así no sea.