retu escribió: ↑08 May 2020, 20:58 Pero reconozco que este tema, el de las marcas de Abono y el del uso, después de la aparición del sello, de la 'A de Abono' me puede por todos los lados y me parece hasta imposible de explicar, y yo creo que la clave la apunta José Luis (Menaza): que hay un uso "demasiado ambiguo" de la misma. Por lo que llevo viendo, coincido con él, que unas exposiciones van en una dirección, otras en otra y más que aclarar, confunden. El propio Solis ahora he visto que ya apunta eso en su obra (y ciertamente coincido contigo, José Luis; me parece el trabajo más riguroso), citando que otros especialistas han visto con indiferencia su trabajo pues defienden otras tesis. No lo sé; la verdad es que cuanto más miro, más negro lo veo, lo que no tendría que pasar.
retu escribió: ↑09 May 2020, 02:40 Buaaa! Definitivamente, voy a tirar la toalla con este tema ................
................ Abandono el intento de comprensión de esto. Me parece que la ‘A’ ha tenido un uso muy ambiguo y, por lo mismo, muy descontrolado. Y tengo la teoría de que por lo mismo, en ocasiones se ha usado en plan: “No tengo ni idea de qué hacer con ella pero la pongo por si acaso”.
Uno del Botxo tirando la toalla......



Jesús, no debes tirar la toalla en absoluto y seguir con ese proyecto que tienes que es importante y necesario para el buen futuro del panorama filatélico. Yo voy a tratar de explicarte como entiendo las marcas de abono, al menos tendrás una opinión para contrastar. A pesar que se podría escribir mucho más sobre ello yo voy a sintetizar al máximo para tratar de dar una perspectiva sencilla .
El estudio de las marcas de abono en la prefilatelia de España es muy controvertido, ello se debe a la falta de rigor que hemos visto en publicaciones recientes cuyos autores otorgan a estas marcas un uso tan rebuscado y con tan gran falta de rigor que con ello no hacen más que confundir a los coleccionistas y apasionados por esta afición. Insisto en que es la obra de Isidro Silos (no Solis) la más rigurosa y que debería ser la base sobre la que fundamentar nuevos trabajos y no como han hecho algunos autores que para intentar dar nombre y prestigio a sus trabajos hacen de menos la obra de Silos con lo cual lo que consiguen es precisamente lo contrario, ponerse en evidencia con ello.
Para entender las marcas de abono y la función para la que fueron creadas debemos ir a la contabilidad postal. Las marcas de abono son marcas contables o administrativas. La contabilidad se llevaba de forma mensual y al final de cada mes se hacían las cuentas de ingresos y gastos en cada Administración. Estas marcas no nacieron inicialmente como marcas de franquicia sino que evolucionaron con el tiempo a ser consideradas así por la Renta del Correo pero de eso te comento un poco más abajo.
Como sabemos estas marcas aparecen a finales del XVIII, y ello es normal que así sea. Los 63 años de vigencia de la primera tarifa postal de 1717 fueron una etapa de transición, se venía de unos sistemas postales arcaicos empleados en el XVII, con la entrada en vigor de la tarifa de 1779 se modernizó el correo de forma espectacular, esos 63 años sirvieron de base del actual sistema postal que hoy conocemos.
Sabemos que las cartas viajaban en pliegos identificados por sus destinos, así que en cualquier ruta postal el correo sabe qué debe entregar en cada una de las administraciones de su recorrido, por tanto se sabe el número de cartas y peso de cada pliego que va a recibir una Administración. En la época prefilatélica las cartas son dinero (importante no perder de vista este dato) ya que el porte de forma muy mayoritaria se paga en destino por lo que en la Administración de destino (la que reparte) es donde se van a percibir todos esos dineros que posteriormente deben pagarse a la Renta del Correo una vez se descuentan sus gastos mensuales, por tanto éste es el funcionamiento de una Administración: cobra las cartas que recibe para entregar, acorde a tarifa, y de ese dinero percibido por el cobro de los portes de las cartas entregadas debe responder a la Renta del Correo. Pero, ¿qué pasa si una carta se debe reexpedir a otra Administración porque su destinatario ya se ha ido o ha cambiado de domicilio?.
Imagina una carta de Madrid a Cádiz y reexpedida Salamanca, en un primer momento es el Administrador de Cádiz quien debe responder por el importe de la entrega de esa carta en su cuenta de ingresos pero si resulta que debe reexpedirla a Salamanca deberá descargarla de sus ingresos para cuando presente su cuenta mensual a la Renta del Correo, para posteriormente cargársela a la Administración de Salamanca que será la que perciba el porte de la entrega de esa carta, y por tanto cuando la Administración de Cádiz haga su paquete de cartas para Salamanca esta carta habrá sido señalada mediante una marca de abono si dicha Administración dispone de ella.
Por tanto las marcas de abono no son marcas habituales de ver, al contrario son marcas contables para el uso contable interno de las oficinas de correos, para descargarse importes de ingresos, de ahí que sean escasas de ver. Es por ello que las puedes de forma generalizada ver invalidando porteos que no deben percibirse y en cartas reexpedidas, las verás en correspondencias que han tenido una incidencia contable. Por ello las marcas de abono que inicialmente servían para descargarse ingresos de dinero percibido mediante el cobro de los portes fueron evolucionando a ser conocidas, e interpretadas por la Renta, como marcas de franquicia sobre todo a partir de 1846 y de ahí en adelante.
Las marcas de abono identificaban aquellas cartas o pliegos cuyos portes se anotaban en una cuenta aparte, se recurrió a ellas por parte de la Renta en los procesos judiciales ya que debían remitirse mucha correspondencia entre organismos judiciales sin tener la certeza de que dichos portes se pagaran, así la Renta controlaba este gasto y si por el resultado de los juicios no cobraba los portes por ser de pobres al menos tenía un control sobre los gastos originados. Al asumir la Renta los gastos originados por el transporte de los autos y pliegos judiciales estas marcas comenzaron a percibirse como marcas de “franquicia” ya que como ves la Renta del Correo asumía esos gastos.
Con la aparición del sello en 1850 cambia drásticamente todo el sistema de contabilidad postal, ahora cobro del porte en destino irá bajando ya que se incentiva el pago del transporte de las cartas mediante la adhesión de un sello postal. En solo 4 años, a partir de 1-11-1854, enviar una carta sencilla con sello costará 4 cuartos mientras que esa misma carta enviada para cobrarse el porte en destino se le aplicará 8 cuartos.
Aparece el sello y con ello aparece un problema para la Renta que no era otro que ese sello no pudiese ser reutilizado, la normativa no fue clara los primeros meses (enero y febrero de 1850) en cómo debía hacerse y de ahí que haya tantos cuños prefilatélicos invalidando sellos, ¡¡ era lo único que se tenía a mano junto al Baeza para poder invalidar los sellos y evidentemente se echó mano de ello !!, por ello la riqueza de cancelaciones en el 6 cuartos de 1850 con porteos, marcas de origen, de abono, y hasta marcas hechas exprofeso para ello. El que una marca de abono invalide un sello en mi opinión sólo obedece a la función de invalidar el efecto postal.
Perdona la chapa Jesús, al menos yo te doy mi visión de cómo entiendo las marcas de abono, su finalidad y su posterior evolución. Para cualquier otro significado, uso, etc., realmente me lo tendrán que explicar muy, pero que muy bien para que lo acepte.
Saludos.