He encontrado un artículo (de ALEX SALMON) referente a un café en BCN, donde de vez en cuando se han hecho tertulias filatélicas y además es local de una sede. Os lo resumo a continuación junto con alguna imagen.
Cuando se abrió el Cafè del Centre corría el 1873. Entonces el local no tenía puertas. Debía hacer frío en invierno. El Cafè del Centre, el más antiguo del Eixample, antes de ser lugar de tertulia fue lugar donde el dinero era tentación del demonio. Aún hoy se conserva una vieja mesa de mármol, redonda, con unos pequeños orificios en los extremos, hechos en el mismo mármol, por donde el jugador introducía el metal ganado. Pero la Guerra Civil lo convirtió en café.
La familia Bel siempre ha estado al frente. Primero fue el «l avi Agustí Bel», después el padre Josep Bel y ahora el nieto Agustí Bel. Es el único café de Barcelona de estas características y que nunca ha cambiado de manos. Esos cafés de charla tranquila y suave, con olor a torrefacto concentrado. Esos cafés que a cualquier hora del día tienen algún viejo sentado en sus mesas, que, aunque solo, parece hablar con alguien. «Aquí hay tertulias de todo tipo. Los más antiguos son Los aficionados filatélicos. Se juntan desde hace mucho tiempo. Era yo muy joven».
La esencia pura de la charla junto a un café espumoso y humeante tuvo su punto culminante durante la transición. Esta Barcelona de fin de siglo ha visto desaparecer muchos cafés emblemáticos, sepultados por bancos o hamburgueserías.
Pero pocas cosas han cambiado. El reloj sigue siendo el mismo. Y funciona. El calendario también. Unas gruesas cartulinas con los números del mes y los días de la semana. Tienen un color amarillento, llenas de grasa, polvo, ambiente y tiempo. Sobresalen los óleos de la pared, dibujados por un amigo para el local. No van con el ambiente, pero qué más da. «Hemos sobrevivido como hemos podido».


No se que tendrá este café que continúa atrayendo a tertulianos, pero espero y por mucho tiempo, continúen haciéndolo.
