No, Artemio, no. La cuestión no es esa sino que hay contarlo todo, todo, escueza a quién escueza y más en este mundo de medias verdades.
Al mundo occidental, a nuestra sociedad, le ha hecho mucho daño la parábola del Buen Salvaje, de Rousseau, porque hoy mucha gente sigue creyendo en ella a pies juntillas: un hombre salvaje en un medio natural será siempre bueno si permanece incontaminado por la sociedad.
Rousseau, tan brillante en sus proyecciones políticas, no dió ni una con esta parábola, basada en la aparente idílica sociedad que los navegantes y viajeros de todos los tiempos contaban de lejanas tierras porque no contó con el protagonista, que era, cómo no, un ser humano, con sus defectos y sus virtudes, ni más, ni menos, sino que más bien proyecto su idea del humano virtuoso y cabal.
De ahí, esa inagotable tendencia a pensar que nuestra sociedad occidental es devastadora y la más peligrosa que puebla la Tierra... sin pensar en los valores que también conlleva pertenecer a ella, valores en los que otras sociedades no creen (porque tiene otros, ¡ eh ¡) ... o solo creen mientras saquen beneficio de ella.
Por cierto, lo tuyo con posiblemente la mejor reina de los últimos 500 años es ya patológico... ¿No será que te hace tilín?
¿O es que todavía estás con que fue un invento franquista?
Un fuerte abrazo.