
Durante estos meses de silencio forzado han sido muchos los compañeros que no han dejado de incluirme en sus particulares listas de envios postales, o que de vez en cuando se han interesado más directamente por mí, mediante mensajes, llamadas o cartas.
Como algunos sabéis, ha sido un año (lo está siendo todavía) no sólo dificil, si no enmarañado, puñetero, complicado, demente, deprimente, loco, triste y trastabilado.



Empezó con ciertos acontecimientos luctuosos de caracter familiar, y siguió, sin terminar aún, con una interminable obra-reforma de mi casa que se ha convertido finalmente en un suceso de destrucción -más que de construcción- que ha arrasa do con buena parte de mi "entorno" físico y psicológico.

Han desfilado por casa varios constructores, contratistas, arquitectos, albañiles, técnicos de instalaciones de todo tipo..., pero todos ellos unidos por un vínculo común a un único gremio: el de los golfos, carentes de ética, estafadores e impresentables. Algunos han dejado algo de su obra realizada, pero todo de manera descoordinada, deslabazada y chapucera.
Mientras tanto, todos mis "aperos" filatélicos guardados bajo llave, a buen resguardo del polvo (del que desafortunadamente no se han salvado), transitando de una habitación a otra, y buscando su ubicación definitiva que aún no parece llegar, en un lugar que de momento sólo sigue idealmente dibujado desde hace ya muchos meses en mi imaginación.
Todas esas circusntancias me hicieron apartarme -casi por obligación- de cualquier cosa que tuviese realación con nuestro mundo, incluida su parte más virtual.
He entrado al foro en contadísimas ocasiones, tan sólo para echar un vistazo desganado y desmotivado, pero sin apenas detenerme a leer.
Confieso que el otro día, cuando saltaron las alarmas del affaire AFINSA, y atraido más que nada por una gran dosis de morbo en estado puro, -no lo negaré-,



Luego, al detenerme a leer sobre más temas, me dejé impregnar de cierta nostalgia que supe dominar a tiempo.

Tengo ganas de ver de nuevo la calma a mi alrededor, de reencontrarme con el orden y la estabilidad necesaria para desempaquetar todas las cajas de sobres, sellos, revistas, libros, etc... Sólo entonces podré y querré reincorporarme pasito a pasito a esta familiar -aunque ahora lejana- virtualidad.
¿Me esperáis?

Un fortísmo abrazo a todos.