Una de mis debilidades filatélicas son los sellos SIN DENTAR, desde 1865 claro.
La colección de estos sellos la tengo al 75% de los catalogados y variós sin catalogar, por los motivos de ser muy parecidos a otra serie de Franco (1047 al 1059).
Hace dos meses le compré a un, ya no le llamo Sr. pues para mi ha perdido mi total confianza, este sello. Se lo compré pues detrás del mismo está su padre (creo que alguno ya sabrán a quien me refiero), al que considero un gran entendido en sellos. Si detrás no llega a estar su padre, ni se me ocurre realizar tal compra, ya que los sellos sin dentar, salvo que sean margen de hoja o superen los márgenes normales de los mismos, es muy fácil trastear uno dentado y convertirlo en SIN DENTAR.
Adjunto el sello.




Llegado a mis manos el sello, de márgenes justos a uno dentado pero recortado, lo miro por el micro y le veo las marcas que señalo con las líneas.
Es decir, que para mi era un sello dentado y lo han recortado hasta lo justo, para no levantar sospechas de tal fechoría. El problema es que por ajustar a lo máximo, han quedado 5 marcar del dentado originario.
Sello por supuesto devuelto y restituido el importe. Para pagar el precio de ese sello, sabiendo que es dentado, cojo uno de los míos y hago lo mismo, me engaño yo solo, pero me ahorro unos euros.
No quiero decir con esto, que el vendedor sea el autor de la fechoría.
Lo que más me ha indignado, es que el citado, que vende sellos muy caros del padre, lo ha puesto nuevamente a la venta, sabiendo que no es un sello sin dentar. Le he largado un voto negativo por lo mismo, pues por el primer fallo entiendo, que a cualquiera se le puede escapar, pero por segunda vez y advertido, NO.