Hoy en día, salvo las editoriales que tienen sus propios canales de distribución y venta, la mayoría de publicaciones filatélcias y postales se distribuyen de forma un tanto anacrónica y, dicho vulgarmente, "como se puede".
Si se consigue que alguna entidad publique el libro, será la propia entidad la que lo venda y distribuya. En todo caso, como no tiene coste para el autor, la distribución es un mal menor y, a lo sumo se avisa a los amigos y conocidos para que conzcan su existencia o para regalarle algunos de los ejemplares que las editoriales entregan a los autores.
Por el contrario, si es el propio autor el que corre con los gastos de la publicación, coas más frecuente de lo que parece visto el mercado editorial que tenemos hoy en día, la distribución es un verdadero quebradero de cabeza ya que, entre otras cosas, si el libro no se vende no se recupera el gasto efectuado en su impresión y, por otro lado, no menos importante, tampoco es conocido y a todo autor le gusta que su obra se conozca y se venda.
En este mismo subforo hemos tenido numerosos ejemplos de distribución privada, dede el que tiene un dinero ahorrado y se lo gasta en imprimir unos cientos de ejemplares o aquel que, con mayor conocimiento informático o menores recursos, distribuye sus obras casi a petición imprimiéndolas de forma particular y encuadernándolas (si lo hace) de forma artesanal.
Y ello sin contar aquel que envía sus publicaciones por medio de un cederrón o por PDF y correo electrónico, obviando la existencia del papel.
Todo este preámbulo me sirve para denunciar la lamentable situación editorial filatélica actual, desesperante para muchos autores en ciernes (tampoco los potenciales compradores, todos nosotros, ayudamos mucho que digamos) y poner un ejemplo de como se hacían las cosas antaño.
Vayamos a ello. Es el año 1965.
La Revista Técnica de Correos "Posta Española" edita (supongo que unos cuandos miles de ejemplares) un Apéndice de Tarifas y la Administración Principal de Correos de Zaragoza (quizá también pasase en el resto) lo remite a las Agencias subalternas con una nota "ad hoc". Y por el pago no hay que preocuparse. Se descuenta directamente de la nómina y ya está.
He aquí el libro:

Y aquí la nota en cuestión:

Saludos.