Yo le debo ser filatélico ... ¡¡¡al Julepe!!! Sí, sí; como os lo estoy diciendo.
Siendo un chavalín, allá por el 1964, mi abuela Isa se reunía con sus amigas todas las tardes de los martes a jugar al julepe, precioso e inteligente juego de naipes, que se juega generalmente por parejas. Pues bien, yo -que estaba muy apegado a mi abuela- insistí un día en acompañarla hasta la casa de una amiga, donde se jugaba ese martes 'la partida'. Yo, pequeñajo y revoltoso como todo niño de 6 años, sólo hacía que molestar e impedir el desarrollo del juego. Y he aquí que la anfitriona de la timba me dijo: "Paquito, majo, ven, que te voy a dar unos sobres y unos sellitos para que los ordenes y juegues con ellos"; y dicho y hecho: Me senté en la mesa camilla que había al lado de donde jugaban mi abuela y sus amigas, y allí me entretuve todo el tiempo que duró el 'heracliano' entretenimiento vespertino. Los martes siguientes, quería volver a ir con mi abuela, pero ahora ya para divertirme con los 'papelitos' que me daba y regalaba su gentil compañera de cartas. Luego, llegó el intercambio en el patio del colegio, el cambio de sellos con vecinos y amiguitos, el recoger para las misiones,...
Y así, a partir del Julepe y las cartas... acabé siendo... un enamorado de las otras cartas; las del Correo.
Pues éso: Ya lo he contado. Ahora faltáis vosotros.
Si os ha divertido me alegro; y si no...

Un abrazote a todos.