A eso me refería cuando preferí subir esta pieza y no una con la marca de la cartería, las cuales, como indica Manolo, aparecen en los documentos oficiales a modo de distintivo del establecimiento público, en este caso, la cartería, pero no siempre. Atendiendo a los deseos de Pegasus, subo un ejemplo, tambien de Navalmanzano, pero de 1906, del anterior peatón.
Animado por los análisis de Eduardo y Manolo, subo otra pieza, ésta, sobre la suplencia por enfermedad del peatón de Torrecaballeros a Tenzuela

En este documento, también un folio plegado por la mitad y utilizado por las cuatro caras, el Adminsitrador Principal de Correos de Segovia, al tener conocimiento de la enfermedad del peatón de Torrecaballeros a Tenzuela y de que su servicio lo prestaba una "hija pequeña", conmina a dicho peatón a ponerse de acuerdo con los alcaldes de los pueblos en que se ejercía ese cargo para designar a un sustituto que reuniese las condiciones reglamentarias (8 de noviembre de 1910).
Con fecha 12 de noviembre el Peatón, Santiago Requero, firma su conformidad con la orden y nombra a su hijo, Roman como sustituto, precisando que el servicio de Torrecaballeros a Tenzuela coge de ruta Basardilla y Santo Domingo de ¿?.
A continuación los alcaldes de Torrecaballeros, Basardilla y Tenzuela, firman el conforme. El sustituto debió ir a cada alcaldía a recoger las firmas de cada Munícipe, pues el primero no pone fecha, por lo que debe entenderse que firmó en la misma en que el peatón firma el conforme, 12 de noviembre; el de Basardilla, lo hace el 14 y el de Tenzuela, el siguiente día 30.
Sobre los pormenores de la compra, os puedo comentar que fue una auténtica partida de ajedrez, en la que nunca manifesté el menor interés en la adquisición, pero sí una gran curiosidad filatélica, lo que me permitió ser el cliente preferente en la venta, pues el comerciante estaba convencido de la importancia del lote. Por supuesto que lo debió de enseñar a bastantes clientes, pues yo acudía a su oficina casi todas las semanas varias veces (está a 400 metros de mi casa) y muy pocas o ninguna se aludía algo sobre las carterías de Segovia. A veces éstas salían a comentario. Me las volvía a enseñar, pero me mantenía desganado. Yo sabía que le iba a costar vender el lote, pues en un primer momento pedía un auténtico cojón de mico, y en esa época fue cuando lo enseñó a quienes de verdad podría interesarle, pero con el tiempo, al no poder colocarlo, fue reduciendo sus expectativas de negocio. Y fue un año después de haberlo visto por primera vez, cuando en mitad de uno de esos cambalaches que mi amigo el comerciante y yo acostumbramos en nuestros tratos, conseguí, por fin, que él tuviera que pagarme una cantidad de dinero.
Eso fue lo determinante. Ahí fue cuando entré a matar. El estoque entró fino y directo al corazón. No tocó hueso. Y aunque él y yo estábamos solos en el comercio, salí por su puerta grande en medio una gran ovación del respetable, con las segovianas bajo el brazo.
Comenzó como una partida de ajedrez y acabó en una corrida de toros.
Un abrazo.
Cadete 15 c. violeta, con fecha.