Estaba yo el otro día viendo la tele pública cuando me encontré con un documental (del que no puedo precisar el título

Corría el año 1958 cuando el señor Harry Winston (conocido como el joyero de las estrellas y ávido acaparador de diamantes de talla descomunal), en un nada habitual arranque de filantropía, mostró públicamente su intención de donar varias de sus más preciadas gemas al Smithsonian Institute, para el disfrute de cualquier ciudadano.
Entre ellas se encontraba el archifamoso diamante Hope (el mayor de color azul existente), rodeado de una espeluznante leyenda sobre los trágicos destinos que corrían sus poseedores.
Los responsables del museo, haciendo oídos sordos a la opinión de muchos de que no se debería aceptar una piedra maldita como parte de los fondos del Smithsonian, decidieron dar el visto bueno a tan generoso regalo.
Seguro que alguno pagaría por haber visto la cara que se le quedó a la persona encargada de recoger el correo ese día....... Efectivamente, el señor Winston decidió formalizar su donación utilizando los servicios postales norteamericanos. Pero también se aseguró de que, si algo iba mal, al menos recibiría una bonita suma: un millón de dólares de la época.
El franqueo total es de 145.29 dólares americanos, de los cuales 2,44 corresponden al porte por correo certificado (first class registered mail) y el resto al seguro por valores declarados (insurance fee) hasta un millón de dólares.
El Smithsonian Institute decidió en su momento conservar el sobre, y aunque no está en la exposición permanente, parece que lo tienen a buen recaudo Y por último, una imagen del "piedro" en cuestión: A esto le llamo yo confiar en los servicios públicos

Espero que la historia os haya gustado tanto como a mí.
Saludos.
José M.