A lo que ya te han dicho nuestos compañeros de afición (que suscribo completamente) y volviendo a tu pregunta, te comento que en un sello y en un sobre, debe darse importancia a todo.
El sobre siempre tiene un origen y un destino. El destino lo elige libremente el remitente, auténtico usuario del servicio postal, que además elige la clase de éste servicio (ordinario, urgente, certificado, impresos, tarjetas postales, etc... ) y paga la tarifa vigente (o no).
Antiguamente las cartas contenían mucha información, pues además del origen, también se indicaba en ellas que había llegado a la ciudad de destino (estampando el cuño de esa ciudad en el reverso de la carta). En una época anterior, además también se indicaba el tránsito, si la carta, para llegar a destino había pasado por una u otra población, incluso, el medio de transporte (ferrocarril o barco, o incluso la nacionalidad de ese barco, buque inglés, italiano o austrohúngaro).
Hoy en día todo éso ha cambiado, y se ha simplificado por desgracia. Pero todo coleccionista debe jugar con las cartas (= barajas) que le reparten y todavía es posible formar colecciones interesantes sólo con la correspondencia actual, por ejemplo de localidades de la Comunidad Valenciana o de caulquier otra, como te han aconsejado nuestos amigos.
Dicen que a la mujer y al papel, hasta el culo debes ver. Y nunca ese refrán es tan cierto como en el caso del coleccionismo postal. A veces una carta es insignificante por su apariencia común, pero bien vista y estudiada, puede resultar que no era tan común, e , incluso, es posible que estés ante una auténtica rareza.
Uno de los mayores placeres que conozco (hay mayores, también te digo) es en la noche en que has comprado una carta o te ha llegado una que compraste por internet o en alguna subasta o filatelia, o en La Lonja. Cuando te quedas en tu cuarto a solas y con una luz potente y quizá una lupa, estás un rato estudiando la carta, comenzando por comprobar posibles roturas, manipulaciones e inexecatitudes en la descripción del artículo, para después pasar a la carta en sí.
En ese momento te has de fijar en todo. Repito, en todo. (Por no reiterar la escatológica palabra que antes he usado). Origen, destino, marcas de origen, de destino, de trásnito, fecha de salida, (que no sólo está en el matasello, sino en el propio texto redactado por el remitente), identidad del remitente y destinatario, posibles marcas comerciales, texto, si se conserva ... te diría que hasta el tipo de papel o la tinta con la que se ha escrito (aspectos que pueden ser determinantes para saber si ha habido o no manipulación).
A veces la fecha demuestra que el sobre está manipualdo, es decir, es falso. A veces, al contrario, compras a bajo precio algo interesante que el vendedor no se había percatado (ésa es la auténtica gracia del asunto y tu deber como coleccionsita). Te pongo un ejemplo.
Hay una prestigiosa subasta de un entrañable amigo nuestro de Sevilla en la que no hace mucho se ofertó esta carta como circulada por la Línea de San Juan de Paz (¿?). Salió por 15 ó 20 euros. Y en seguida ví que el vendedor no sabía lo que estaba vendiendo, pues no había leído bien la marca. Te subo el artículo :
Detalle
Como puedes ver, no pone en la marca SJ de Paz, sino SJ del P A Z, lo que indica que PAZ no es una palabra, sino unas iniciales. En realidad, se trata de una marca postal del tren minero San Juan del Puerto a Zalamea (en Huelva) cuya rareza es extrema (me enteré de su existencia en aquel momento y tras consultar mucha bibliografía) y que si el vendedor hubiera tenido 5 minutos para dedicarle a esa carta, en las miles que subastó ese día, hubiera podido venderla por un precio sensiblemente superior.
Todos te podríamos dar miles de ejemplos similares o aún mejores que éste, pero no te quedes en la anécdotra, sino en la moraleja. No sólo estuadiar las cartas es gratificante, sino que supone un aprendizaje y te permite, en ocasiones, ganarle por la mano al comerciante.
Bueno, supongo que, como siempre, mi intervención tendrá su polémica, pero sólo pretendo explicarte un poco qué hacemos con tanto papel. No somos traperos, aunque algunos lo parezcamos.
Cadete 15 c. violeta, con fecha.