La llegada del siglo XX supuso el advenimiento de una nueva era para las Comunicaciones, que pasaron a llamarse Telecomunicaciones, gracias a la fulgurante expansión que alcanzaron dos nuevos inventos que revolucionarían el tradicional intercambio espistolar: el Telégrafo y el Teléfono. Mi intención es recuperar retazos de la historia (con mayúsculas y con minúsculas) del Telégrafo.
No hace falta demostrar que el Telégrafo está intimamente ligado a la Filatelia, ya que las numerosas emisiones de sellos para telégrafos, que forman parte de las colecciones de sellos postales, dan buena cuenta de ello. Más aún cuando el Telégrafo ha estado íntimamente ligado al Correo, compartiendo durante la mayor parte de su devenir Dirección General. De ahí la oportunidad de dedicar un topic al Telégrafo.
Me propongo contar, apoyado en iconografía de la época, algunas de las historias de la edad de oro del Telégrafo, apoyándome más en fotografías y grabados que en sellos e historia postal, que serán bienvenidos para ilustrar los acontecimientos o anécdotas relatadas.
Parto de la base de que lo que me anima a hacer este periplo es que soy hijo del Telégrafo (y del Correo), hasta el punto de que aún hoy cuando escribo sobre un teclado creo estar haciéndolo sobre un teletipo telegráfico o un viejo aparato de Morse, inventos ambos que ya usaba cuando apenas contaba 10 años de edad. Mi abuelo, José de Quesada Mesa, era jefe de Centro de Telégrafos en Jaén; mi padre, Francisco Javier Martínez Moreno, era funcionario del Cuerpo de Gestión y fué jefe de las Sucursales de Correos y Telégrafos 5 y 10 de Madrid; mi hermano mayor, el ingeniero de Telecomunicación (y número uno de su promoción) Javier Martínez de Quesada, fue director de Informática de Correos y Telégrafos; y entre otros muchos hombres de la Casa, mi tío-abuelo, el general León Herrera y Esteban (mi abuela era prima de la suya aunque, sobre todo, nos queríamos a rabiar), que también sería ministro de Información y Turismo con Franco, fué el director general de Correos y Telégrafos que logró que Carrero Blanco levantara el histórico castigo que la dictadura venía aplicando a estos funcionarios (en especial a los carteros) a causa de su inquebrantable lealtad a la República.
Yo mismo he tenido el privilegio de tener despacho propio durante casi un año en el Palacio de Comunicaciones de la Plaza de la Cibeles, como responsable del Gabinete de Prensa de la Exposición Mundial de Filatelia España 84. Por tanto, quede claro, que me ciega la querencia.
Y por ello, nada mejor que dedicar este hilo a una forera excepcional, Rosa Mari, telegrafista de la Promoción del 69, que es sin duda la persona que en la Filatelia Española mejor conoce el Telégrafo desde y por dentro.
Eugenio de Quesada
El estreno del Palacio de Comunicaciones.
Las primeras imágenes que traigo al hilo no son de un acontecimiento, sino de un edificio. Aunque muchos asegurarían que la inauguración del Palacio de Comunicaciones en Madrid fué la mayor contribución al enorme prestigio adquirido por el Telégrafo durante el siglo pasado. Considerado como tecnología punta a finales del siglo XIX y principios del XX, la Telegrafía tuvo en este edificio su gran escaparate. Las imagenes son de 1920, pocos años después de su inauguración.

El Palacio, de Palacios. Obra del arquitecto Antonio Palacios (algunos profesionales llevaban su destino escrito desde la cuna), a principios del siglo pasado se levantó en Madrid el moderno Palacio de Comunicaciones, destinado a albergar el Correo, el Telégrafo y el Teléfono. Esta es una imagen temprana del edificio, recién acabado de construir, en la que ni tan siquiera aparece la popular fuente de La Cibeles.

La entrada noble. Quienes visitaran al director general podían acceder a la excepcional zona noble del palacio y conocer el gran hall del acceso (accediendo por la calle de Alcalá, que une La Cibeles con la Puerta de Alcalá). A la izquierda de la imagen estaba el conserje mayor y el antiquísimo ascensor del director general. Al fondo la escalera principal. (Las puertas acristaladas de la derecha darían acceso decadas más tarde a los responsables de relaciones externas y prensa, donde tuve mi inolvidable despacho como responsable de prensa y publicaciones de España 84).

Inolvidable galería. Tras subir las escaleras principales, se accedía a esta majestuosa galería, que daba acceso al Salón de Actos (a la izquierda, tras las cortinas). Aunque la imagen es de 1920, difería en muy poco de su aspecto en las décadas de los 70 y 80, celebrándose en este entorno gran número de presentaciones de nuevas emisiones de sellos, pequeñas exposiciones filatélicas y numeros actos públicos, muchos de ellos directamente relacionados con la Filatelia.

Salón de actos. Aspecto del salón de actos del Palacio de Comunicaciones, cuando fué inaugurado el edificio. Buena parte de los coleccionistas veteranos, especialmente los que conforman el brillante palmarés de la Sociedad Filatélica de Madrid (probablemente la mayor sociedad del mundo en palmarés de medallas ganadas por sus socios en grandes exposiciones filatélicas) han ocupado estos asientos en numerosos actos filatélicos, conferencias y entregas de galardones.

Servicio público. El extraordinario vestíbulo del palacio (al que se accedía por la entrada que aparece al frente, entre columnas, desde la escalinata principal que da a la plaza de La Cibeles), acogia las ventanillas de atención al público de Telégrafos (recepción de telegramas y giros telegráficos), cajas y contabilidad telegráfica, además de locutorios telefónicos y servicios postales.

Galerías aéreas. Quienes tuvimos la fortuna de poder deambular líbremente por los recovecos del palacio, recordamos el aspecto realmente impresionante (casi intimidatorio) de las galerías aéreas que recorrían la parte superior del vestíbulo, y el vertigo que generaba la grandiosidad de este espacio único. ¡Que gran Exfilna podría albergar este fantástico vestíbulo!


Despacho del director. El lujosísimo despacho "de severo estilo español" del director general, hoy del alcalde de Madrid, estaba situado en la primera planta (conocida como planta noble) y era sencillamente espectacular. Lo visité por primera vez en 1970, cuando lo ocupaba León Herrera y, a principios de los 80, en numerosas ocasiones con Ramón Soler de titular. Las maderas nobles y las dimensiones imponían y marcaban el estatus del responsable del Telégrafo que, junto al Correo, era la Dirección General de la Administración con más funcionarios a su cargo.
Y hasta aquí la primera entrega. Si algunos foreros están interesados en acompañarme en este viaje por algunos retazos de la historia del Telégrafo, y aportar las piezas de la época que permitan ilustrarlo(especialmente historia postal), será un placer continuar el periplo.
Cordiales saludos,
EQ