FILATELIA: LOS TRES ERRORES DE THEBUSSEM.
A lo largo de la Historia (me referiré en este punto a la Historia en Occidente, pues en Oriente hay y ha habido también siempre mucha Historia) han sido muchos y variados los que podríamos calificar como los 'centros culturales, sociales, políticos y económicos' que han liderado el mundo o influido en él, o los 'centros de poder e influencia' si se prefiere. Obviamente, si le preguntasen a cualquiera cuál era el 'centro del mundo político, social o cultural' (siempre hablando desde la perspectiva occidental) del siglo I o II d. C. todo el mundo contestaría que "Roma", como también tendríamos claro que el área de mayor influencia en la segunda mitad del siglo XX (y quizás hasta hoy) ha estado en los USA, aunque no tengo tan claro, para nada, que lo siga siendo a partir de ahora el resto del siglo XXI, máxime después de la autarquía promovida por el pato disneyano al frente y el baboso sometimiento de todos los sectores USA a su Gran Hermano). Si hablamos de finales del siglo XVIII tendríamos que decir París. Y hasta a nosotros podría tocarnos también en algún momento (aunque no se podría decir, exactamente, 'España', si bien algunos seudopatriotas bastante ignorantes seguro que se apropiarían del nombre): no sería exagerado decir que Córdoba, en el siglo X, era la capital cultural del mundo 'conocido' o que Flandes, en el siglo XVI, era el centro económico del mundo occidental. Puede que se pudiera discutir un poco alguno de estos ejemplos, pero hay uno en el que todos los historiadores coincidirían siempre: que
el siglo XIX es de Gran Bretaña y el centro del mundo político, económico, social y cultural en general (con la única excepción de lo artístico, donde a finales de siglo se puede imponer París) estaba en Londres. La industrialización del XIX se inicia en GB y la lidera abundantemente; la colonización, ídem; el desarrollo mercantil y comercial, ídem, y los cambios sociales y primeras innovaciones (desde las máquinas de vapor hasta los deportes y las formas de ocio; desde el convertidor Bessemer hasta los clubs sociales) son inventos británicos.
Viene esto a colación para disculpar ciertos errores del doctor Thebussem (en mi opinión, derivados de la 'influencia británica'), que afectan a nuestra afición y que se han mantenido hasta hoy. Thebussem fue un anglófilo fanático, que quedó embobado de Londres en su estancia allí por el alto nivel cultural que había y la abundancia de cenáculos o círculos eruditos (los famosos clubs ingleses de caballeros). También es cierto que en esa época, mediados del XIX, España era un páramo en ciertos ámbitos culturales: el desastroso periodo del sádico, nefasto, palurdo y cateto Fernando VII, unido a un alto poder de un clero papanatas (y que prefería tener a la masa adocenada) dejó al país hecho unos zorros en lo cultural y científico en la primera mitad del siglo y las glorias de antaño desaparecieron para dar paso a un país de tercera, que se vanagloriaba de su ignorancia, que proclamaba "que inventen ellos", y en el que los héroes del país eran toreros, bailaores o bandoleros, pero en el que los filósofos no existían (en el XIX España está muerta en todo lo que se refiere al pensamiento) y los pensadores de cualquier tipo, o los científicos, eran desdeñados por unas clases nobles analfabetas a más no poder. Si a alguien le parece este escrutinio un poco exagerado, por favor, que se repase a Mariano José de Larra, casi lo único potable nuestro de toda la primera mitad del XIX. Y para el que aún tenga alguna duda le dejaría un dato que resulta de absoluto dolor para nuestros ojos: A principios de 1830 Gran Bretaña ya había tirado toda la línea ferroviaria del país (el 98% de la actual). Puede entenderse que ellos fueran adelantados porque fueron el país inventor. Bien, veamos a otro país más cercano. En 1846 Francia completa su estructura radial ferroviaria con el último tramo de la línea París-Tours. ¿Cuántos kilómetros de red ferroviaria había en España en ese momento? Cero; cero patatero, pues como todos probablemente conozcamos, la primera línea ferroviaria en la península fue la Barcelona-Mataró, de 30 kms, en 1848 (la primera en España fue la línea La Habana-Güimes en Cuba). Cuando GB, Francia (y algunos otros países europeos) ya habían completado su trazado ferroviario aquí no habíamos ni empezado.
Obviamente, a cualquier persona culta española a mediados del XIX que pasase por Londres le habrían hecho chiribitas los ojos al ver cómo estaban de desarrollados culturalmente y tecnológicamente allí. Un español que estuviese en GB en la década de 1840, y que viajase con toda normalidad en tren de una ciudad a otra, tendría que flipar pensando además
por qué bemoles en su país, España, no había nada de eso. Y eso es, probablemente, lo que le ocurrió a Thebussem. Pero esa anglofilia, y pensar que todo lo que venía de anglo era bueno, le llevó, creo yo, a cometer tres errores con la palabra
filatelia, de los que dos se han quedado:
1) Ya hemos comentado que compró muy acríticamente la palabra
philately, sin entrar en la disquisición etimológica de los helenistas que abogaban por
philotely/philotélie/philotelia. Nos hemos quedado con la 'a' en todos los países menos en Grecia y ya no vamos a entrar más en este punto.
2) También adoptó el sufijo inglés -ist (
philatelist) para el derivado de la palabra referido a las personas y lo transcribió literalmente como
philatelista, sin hacer un análisis filológico de la palabra en castellano. '-ist' es el sufijo principal en inglés para referir 'oficio, profesión o dedicación a algo':
archaeologist, biologist, botanist, cardiologist, chemist, dermatologist, geologist, gynecologist, ornitologist, pathologist, phisicist, psychiatrist, radiologist, scientist, sociologist... Pero es que '-ist' no es un sufijo principal en castellano (y casi todas las palabras que llevan ahora -ista' en nuestro idioma son oficios modernos y tomados en calco del inglés, lo que estamos precisamente criticando aquí). Para expresar 'oficio, profesión o dedicación' en castellano tenemos '-ero' para los oficios más manuales e '-ico' y '-logo' para los oficios o dedicaciones más científicas o intelectuales; en el caso de los ejemplos anteriores en inglés expuestos nosotros no decimos
*dermatologista o
*sociologista, sino
arqueólogo, biólogo, botánico, cardiólogo, químico, dermatólogo, geólogo, ginecólogo, ornitólogo, patólogo, físico, psiquiatra, radiólogo, científico o sociólogo. Volveré sobre esto, y la distinción entre
filatélico y
filatelista, unos posts más adelante.
3) Y el tercer error, que este por suerte no ha quedado, porque era imposible que quedase, era el de transcribir la palabra
philately en mero calco, con los mismos caracteres que la original inglesa, esto es, con 'ph' inicial. Thebussem siempre escribió
philatelia con 'ph', con un par, cuando las letras 'ph' no pueden formar escritura en castellano y para representar ese sonido nosotros tenemos la 'f'. Que los ingleses escriban
phisicist no nos lleva a nosotros a escribir
*phisicista o
*phísico, porque no existe esa combinación de letras en nuestro idioma, pues lo mismo debería haber hecho Thebussem con
philately y haberla pasado a
filatelia. En el próximo post veremos más a fondo esta cuestión viendo cómo la palabra
filatelia (con 'f') en castellano nace apenas unas semanas después de que haya aparecido
philatelia, cuando alguien hace lo mismo que estoy haciendo yo ahora, y le mete un rapapolvo a escribir
philatelia cuando vio la palabra escrita así.

"No preguntemos si estamos plenamente de acuerdo, tan sólo si marchamos por el mismo camino" (Goethe)