
No te puedes fiar de nadie, por muy buen vendedor que sea y por muchas estrellitas que tenga.
Vale que él no sepa diferenciar uno auténtico de uno falso, pero garantizar con esa rotundidad que es bueno, no habla muy bien de ese vendedor.
Cualquier comprador con poca experiencia y actuando de buena fé cae en estas trampas.
¿A quién no nos ha pasado?
Por eso debemos ayudar al máximo a quién nos lo solicite.