Los sellos más bonitos del mundo
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
Los tigres de Slania
Czeslaw Slania nunca se termina, obvia y afortunadamente. Acercamos en esta entrada sus tigres de 1998 (Suecia), los tigres de Jan Lindblad (1933-1987).
El diseño de los sellos fue obra de la artista islandesa Olöf Baldursdottir, a partir de las fotografías del propio Lindblad y de P. Thörn.
Czeslaw Slania nunca se termina, obvia y afortunadamente. Acercamos en esta entrada sus tigres de 1998 (Suecia), los tigres de Jan Lindblad (1933-1987).
El diseño de los sellos fue obra de la artista islandesa Olöf Baldursdottir, a partir de las fotografías del propio Lindblad y de P. Thörn.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
1. Slania en sus brumas
Hace muchas páginas citábamos las palabras entrañables de Arild Yttri hacia la memoria del gran maestro polaco. Sólo me imagino a Slania en la playa… debajo de una sombrilla y grabando en una mesita. La imagen que insertamos sobre estas líneas no parece sino corroborar la boutade admirada del artista noruego.
Y es que ya hemos visto muchas fotografías de grabadores en su estudio, como para no entender bien a Czeslaw Slania. Otros artistas adoptan, así sea siquiera para ser fotografiados, una postura más enhiesta y académica, pero el grabador polaco, bien claro está, no entendía de protocolos ni todavía menos de apariencias o compromisos. El acero era su espejo y su juez. Y nada más importaba.
En esa maravillosa fotografía, podemos ver al fondo uno de los diseños para esta serie de 1980 (Suecia) que presentamos en dos entradas, merced a haber localizado algunas de las instantáneas de la región de Hälsingland que sirvieron a Slania para sus diseños primero, y sus extraordinarios grabados después. Slania grabó los cinco sellos, cuatro de ellos a partir de las fotografías de Hilding Mickelsson (1919-2002), y sólo uno inspirándose en una imagen de Ragnar Andersson.
Hace muchas páginas citábamos las palabras entrañables de Arild Yttri hacia la memoria del gran maestro polaco. Sólo me imagino a Slania en la playa… debajo de una sombrilla y grabando en una mesita. La imagen que insertamos sobre estas líneas no parece sino corroborar la boutade admirada del artista noruego.
Y es que ya hemos visto muchas fotografías de grabadores en su estudio, como para no entender bien a Czeslaw Slania. Otros artistas adoptan, así sea siquiera para ser fotografiados, una postura más enhiesta y académica, pero el grabador polaco, bien claro está, no entendía de protocolos ni todavía menos de apariencias o compromisos. El acero era su espejo y su juez. Y nada más importaba.
En esa maravillosa fotografía, podemos ver al fondo uno de los diseños para esta serie de 1980 (Suecia) que presentamos en dos entradas, merced a haber localizado algunas de las instantáneas de la región de Hälsingland que sirvieron a Slania para sus diseños primero, y sus extraordinarios grabados después. Slania grabó los cinco sellos, cuatro de ellos a partir de las fotografías de Hilding Mickelsson (1919-2002), y sólo uno inspirándose en una imagen de Ragnar Andersson.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
y 2. Slania en sus brumas
La verdad es que, a tenor de la fotografía del edificio de Iggesund que exponemos tras estas palabras, bien podría haberse compuesto esta serie de Hälsingland a partir de las fotografías sólo de Hilding Mickelsson, sin precisar de la instantánea, que hubo de ser muy similar, de Ragnar Andersson.
En todo caso, claro está, el mayor mérito artístico de estos sellos corresponde sin duda a Czeslaw Slania, que merced a su premura milagrosa con los buriles, realizó para Suecia muchas series similares a esta de 1980. Indefectible Slania.
La verdad es que, a tenor de la fotografía del edificio de Iggesund que exponemos tras estas palabras, bien podría haberse compuesto esta serie de Hälsingland a partir de las fotografías sólo de Hilding Mickelsson, sin precisar de la instantánea, que hubo de ser muy similar, de Ragnar Andersson.
En todo caso, claro está, el mayor mérito artístico de estos sellos corresponde sin duda a Czeslaw Slania, que merced a su premura milagrosa con los buriles, realizó para Suecia muchas series similares a esta de 1980. Indefectible Slania.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
1. Lydia Majorova. Aguas primaverales
«Desdoblando al azar algunas cartas, en una de ellas encontró una florecilla seca, envuelta en una cintita descolorida, y entonces, encogiéndose de hombros, apartó las demás a un lado y fijó su mirada en la chimenea…»
Aguas primaverales, I, de Iván S. Turguénev
En la cima de la mejor literatura rusa, Iván Turguénev pasa por ser el más elegante y sencillo de todos sus grandes escritores. Muy alejado de la prosa incendiaria de Dostoyevski y de las morbosidades excéntricas de Gógol, pero también distante de la compasión flemática de Tolstói o de la ternura resignada de Chéjov. El secreto de Turguénev era su estilo en apariencia discreto y difícil de aprehender, cuando no indetectable, pero en realidad producto de una elaboración muy concienzuda y meditada. Su prosa es límpida y concisa, y al mismo tiempo sutil y extremadamente delicada y apacible.
La artista Lydia Majorova grabó en 1968 el maravilloso sello de Turguénev con el que abrimos esta primera entrada dedicada a la magnífica grabadora rusa, diseñado por el prolífico Vasili Zaviálov (1906-1972). Es un sello, como otros que exponemos, que ya hace muchas páginas adelantamos muy admirados, pero que recuperamos sin más remedio ahora en esta presentación formal de Majorova (*). Y es también uno de los preferidos por la misma artista, que en un homenaje que recibió a pincipios de 2008 lo consideró uno de sus mejores sellos, junto al de Marx de 1967 y el de Engels de tres años después.
Pues en cierta manera, y no sólo por la decantación confesa de la artista, es atractiva y melosa la idea de proyectar el estilo decoroso y callado de Turguénev sobre el trazo sensible y pudoroso de Lydia Majorova. Recordemos ahora las palabras de Ricardo Baroja. El arte del grabado es un arte fundamentalmente literario. Y Majorova, como Turguénev, escribía con recato y finura, naturalmente aleccionada por la precaución conminatoria de Goznak, la Casa de grabado e impresión soviética, pero así y todo, peculiar y distinguida.
Lydia Fedorovna Majorova nació el 16 de diciembre de 1927 en Moscú. En 1943, con sólo 15 años, ingresó en la escuela de aprendices de Goznak y permaneció en la casa hasta casi mediada la década de los ochenta, cuando grabó los últimos de los 86 sellos que llegó a confeccionar para la filatelia de la Unión Soviética. Realizó también otros grabados y obras artísticas de diversa índole, así como algunos retratos para billetes nacionales y del área de influencia soviética, entre ellos el soberbio de Schiller que mostramos cerrando esta entrada (Alemania Democrática, 1964). Falleció Lydia Majorova en Moscú el 31 de diciembre de 2008, al poco de cumplir 81 años.
(*) En las primeras páginas de este Tema, pusimos varios de los mejores sellos de Lydia Majorova, entonces citada la mayoría de las veces con la transcripción latina de Lidiya Majorova. Rectificamos hoy, por parecernos más correcta, la transcripción desde el alfabeto ruso al romano y fijamos definitivamente el nombre que usaremos a partir de ahora, el más exacto y hasta fácil de retener, aunque pueda ser igualmente discutible, de Lydia Majorova (Ли́дия Майо́рова).
«Desdoblando al azar algunas cartas, en una de ellas encontró una florecilla seca, envuelta en una cintita descolorida, y entonces, encogiéndose de hombros, apartó las demás a un lado y fijó su mirada en la chimenea…»
Aguas primaverales, I, de Iván S. Turguénev
En la cima de la mejor literatura rusa, Iván Turguénev pasa por ser el más elegante y sencillo de todos sus grandes escritores. Muy alejado de la prosa incendiaria de Dostoyevski y de las morbosidades excéntricas de Gógol, pero también distante de la compasión flemática de Tolstói o de la ternura resignada de Chéjov. El secreto de Turguénev era su estilo en apariencia discreto y difícil de aprehender, cuando no indetectable, pero en realidad producto de una elaboración muy concienzuda y meditada. Su prosa es límpida y concisa, y al mismo tiempo sutil y extremadamente delicada y apacible.
La artista Lydia Majorova grabó en 1968 el maravilloso sello de Turguénev con el que abrimos esta primera entrada dedicada a la magnífica grabadora rusa, diseñado por el prolífico Vasili Zaviálov (1906-1972). Es un sello, como otros que exponemos, que ya hace muchas páginas adelantamos muy admirados, pero que recuperamos sin más remedio ahora en esta presentación formal de Majorova (*). Y es también uno de los preferidos por la misma artista, que en un homenaje que recibió a pincipios de 2008 lo consideró uno de sus mejores sellos, junto al de Marx de 1967 y el de Engels de tres años después.
Pues en cierta manera, y no sólo por la decantación confesa de la artista, es atractiva y melosa la idea de proyectar el estilo decoroso y callado de Turguénev sobre el trazo sensible y pudoroso de Lydia Majorova. Recordemos ahora las palabras de Ricardo Baroja. El arte del grabado es un arte fundamentalmente literario. Y Majorova, como Turguénev, escribía con recato y finura, naturalmente aleccionada por la precaución conminatoria de Goznak, la Casa de grabado e impresión soviética, pero así y todo, peculiar y distinguida.
Lydia Fedorovna Majorova nació el 16 de diciembre de 1927 en Moscú. En 1943, con sólo 15 años, ingresó en la escuela de aprendices de Goznak y permaneció en la casa hasta casi mediada la década de los ochenta, cuando grabó los últimos de los 86 sellos que llegó a confeccionar para la filatelia de la Unión Soviética. Realizó también otros grabados y obras artísticas de diversa índole, así como algunos retratos para billetes nacionales y del área de influencia soviética, entre ellos el soberbio de Schiller que mostramos cerrando esta entrada (Alemania Democrática, 1964). Falleció Lydia Majorova en Moscú el 31 de diciembre de 2008, al poco de cumplir 81 años.
(*) En las primeras páginas de este Tema, pusimos varios de los mejores sellos de Lydia Majorova, entonces citada la mayoría de las veces con la transcripción latina de Lidiya Majorova. Rectificamos hoy, por parecernos más correcta, la transcripción desde el alfabeto ruso al romano y fijamos definitivamente el nombre que usaremos a partir de ahora, el más exacto y hasta fácil de retener, aunque pueda ser igualmente discutible, de Lydia Majorova (Ли́дия Майо́рова).
Última edición por ramon1843 el 12 Ene 2018, 21:19, editado 2 veces en total.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
2. Lydia Majorova. Remanso de paz
«Delgada y esbelta, parecía de menos edad que la que realmente tenía. Había ya cumplido veintisiete años. Era de rostro redondo, cabeza pequeña y cabellos claros y rizados. Absorta y bella, a veces una luz inesperada relajaba sus facciones, tornándose entonces afable y dulce…»
Remanso de paz, I, de Iván S. Turguénev
Aunque entró como aprendiz en una escuela dependiente de Goznak durante los tiempos inciertos y trágicos de la II Guerra Mundial, Lydia Majorova no grabó su primer sello hasta principios de la década de los cincuenta. Lo hizo muy pocos años después de graduarse en 1948 en la Escuela preparatoria, y precisamente con un grabado en cobre de la cabeza del David de Miguel Ángel, la misma que casi cuarenta años después (Unión Soviética, 1975) volvería a grabar para uno de los mejores sellos jamás dedicados al gran artista de Caprese.
Pero a partir de entonces, ya plenamente formada en unos duros años de aprendizaje, su actividad en Goznak fue constante y hoy, atisbada toda su obra, memorable. Pues no sólo talló en el acero algunos de los mejores sellos soviéticos de la segunda mitad del siglo XX, sino que también participó en la mayoría de las series largas más elaboradas y bellas, tales como las tres grandes emisiones de finales de los años cincuenta, las de las capitales y el turismo. Estas series calcográficas las expondremos en entradas separadas, pues fueron varios los artistas y grabadores implicados.
Implicados, decíamos, y sobre todo hermanados. La camaradería fue norma y costumbre de Goznak en aquellos años posteriores a la gran guerra, como habría de recordar emocionada la propia Lydia Majorova durante sus últimos años de vida. Sólo puedo decir que, a pesar del anonimato de mi obra, pues no se permitía como en otros países firmar los grabados, mi vida fue maravillosa en Goznak. Allí me formé como persona y como artista. Y ambas cosas en un clima de compañerismo y de amistad excepcional. Éramos una gran familia, siempre todos dispuestos a ayudarnos y a enseñarnos unos a otros. Hoy puedo decir que no recuerdo ni un mal gesto ni una mala acción. Todos estábamos siempre preparados y atentos para ayudar a quien fuera y como fuera…
La propia hija de Lydia, que se ha encargado además durante los últimos años de ensalzar en exposiciones y charlas la figura artística de su madre, contaba en una de estas ocasiones que recordaba cómo cuando yo era pequeña mi madre llegaba a casa entusiasmada y feliz con un sobrecito lleno de sellos. Entonces buscaba algunos y me decía que los había hecho ella, pero no dibujando, sino haciendo cortecitos en una placa de metal. Yo entonces no lo podía entender, por más que ella cogía mi dedo y lo pasaba por la superficie rugosa del sello, para que mi tacto sintiera esa aspereza tan singular. Sólo muchos años después pude comprender la habilidad especial de mi madre, que hoy me parece más increíble y maravillosa que nunca…
Lydia Majorova nunca dejó de pensar, en las cuatro décadas que permaneció en Goznak, que en realidad era una privilegiada. Fue una intuición certera, como pudo constatar tiempo después, cuando empezaron a aflorar los testimonios hasta entonces solapados, cuando no sencillamente ignorados o fulminados, de otros habitantes del paraíso soviético. La verdad es que éramos trabajadores muy especializados y teníamos ciertos privilegios. Recuerdo que cuando llegaban cargamentos de zapatos y ropa, los primeros en elegir qué comprar eran los dirigentes del Partido, después los patrones y luego nosotros. Todo seguía un orden establecido y aceptado que, aunque ahora con justicia se juzgue de otra manera, entonces era muy normal.
Lo que no creía Majorova a sus ochenta años que fuera susceptible de haber podido ser mejor, fueron los años de aprendizaje en Goznak. Fue una formación extraordinaria y completísima. Me acuerdo con mucha nostalgia que al principio todos los aprendices escogidos recibíamos una educación artística muy general, y después los maestros iban seleccionando a los alumnos para unas labores y otras, según los creyeran más apropiados para el dibujo gráfico, el grabado o los motivos ornamentales. Yo fui elegida para el grabado, por mis cualidades especiales, y a partir de aquí empezó el trabajo duro de verdad. Recuerdo los primeros ensayos, que consistían sobre todo en grabar cubos y otras figuras geométricas. Después pasábamos a un ojo por separado, luego a una oreja… Y casi sin darnos cuenta, terminábamos por dominar con cierta soltura este arte difícil del grabado, que no sólo ejercitábamos a buril sobre cobre, sino también en madera y al aguafuerte…
«Delgada y esbelta, parecía de menos edad que la que realmente tenía. Había ya cumplido veintisiete años. Era de rostro redondo, cabeza pequeña y cabellos claros y rizados. Absorta y bella, a veces una luz inesperada relajaba sus facciones, tornándose entonces afable y dulce…»
Remanso de paz, I, de Iván S. Turguénev
Aunque entró como aprendiz en una escuela dependiente de Goznak durante los tiempos inciertos y trágicos de la II Guerra Mundial, Lydia Majorova no grabó su primer sello hasta principios de la década de los cincuenta. Lo hizo muy pocos años después de graduarse en 1948 en la Escuela preparatoria, y precisamente con un grabado en cobre de la cabeza del David de Miguel Ángel, la misma que casi cuarenta años después (Unión Soviética, 1975) volvería a grabar para uno de los mejores sellos jamás dedicados al gran artista de Caprese.
Pero a partir de entonces, ya plenamente formada en unos duros años de aprendizaje, su actividad en Goznak fue constante y hoy, atisbada toda su obra, memorable. Pues no sólo talló en el acero algunos de los mejores sellos soviéticos de la segunda mitad del siglo XX, sino que también participó en la mayoría de las series largas más elaboradas y bellas, tales como las tres grandes emisiones de finales de los años cincuenta, las de las capitales y el turismo. Estas series calcográficas las expondremos en entradas separadas, pues fueron varios los artistas y grabadores implicados.
Implicados, decíamos, y sobre todo hermanados. La camaradería fue norma y costumbre de Goznak en aquellos años posteriores a la gran guerra, como habría de recordar emocionada la propia Lydia Majorova durante sus últimos años de vida. Sólo puedo decir que, a pesar del anonimato de mi obra, pues no se permitía como en otros países firmar los grabados, mi vida fue maravillosa en Goznak. Allí me formé como persona y como artista. Y ambas cosas en un clima de compañerismo y de amistad excepcional. Éramos una gran familia, siempre todos dispuestos a ayudarnos y a enseñarnos unos a otros. Hoy puedo decir que no recuerdo ni un mal gesto ni una mala acción. Todos estábamos siempre preparados y atentos para ayudar a quien fuera y como fuera…
La propia hija de Lydia, que se ha encargado además durante los últimos años de ensalzar en exposiciones y charlas la figura artística de su madre, contaba en una de estas ocasiones que recordaba cómo cuando yo era pequeña mi madre llegaba a casa entusiasmada y feliz con un sobrecito lleno de sellos. Entonces buscaba algunos y me decía que los había hecho ella, pero no dibujando, sino haciendo cortecitos en una placa de metal. Yo entonces no lo podía entender, por más que ella cogía mi dedo y lo pasaba por la superficie rugosa del sello, para que mi tacto sintiera esa aspereza tan singular. Sólo muchos años después pude comprender la habilidad especial de mi madre, que hoy me parece más increíble y maravillosa que nunca…
Lydia Majorova nunca dejó de pensar, en las cuatro décadas que permaneció en Goznak, que en realidad era una privilegiada. Fue una intuición certera, como pudo constatar tiempo después, cuando empezaron a aflorar los testimonios hasta entonces solapados, cuando no sencillamente ignorados o fulminados, de otros habitantes del paraíso soviético. La verdad es que éramos trabajadores muy especializados y teníamos ciertos privilegios. Recuerdo que cuando llegaban cargamentos de zapatos y ropa, los primeros en elegir qué comprar eran los dirigentes del Partido, después los patrones y luego nosotros. Todo seguía un orden establecido y aceptado que, aunque ahora con justicia se juzgue de otra manera, entonces era muy normal.
Lo que no creía Majorova a sus ochenta años que fuera susceptible de haber podido ser mejor, fueron los años de aprendizaje en Goznak. Fue una formación extraordinaria y completísima. Me acuerdo con mucha nostalgia que al principio todos los aprendices escogidos recibíamos una educación artística muy general, y después los maestros iban seleccionando a los alumnos para unas labores y otras, según los creyeran más apropiados para el dibujo gráfico, el grabado o los motivos ornamentales. Yo fui elegida para el grabado, por mis cualidades especiales, y a partir de aquí empezó el trabajo duro de verdad. Recuerdo los primeros ensayos, que consistían sobre todo en grabar cubos y otras figuras geométricas. Después pasábamos a un ojo por separado, luego a una oreja… Y casi sin darnos cuenta, terminábamos por dominar con cierta soltura este arte difícil del grabado, que no sólo ejercitábamos a buril sobre cobre, sino también en madera y al aguafuerte…
Última edición por ramon1843 el 12 Ene 2018, 01:36, editado 3 veces en total.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
y 3. Lydia Majorova. Padres e hijos
«-…y he aquí que ha llegado el momento, y mira por dónde, son nuestros herederos quienes nos dicen petulantes que no somos de su generación.»
Padres e hijos, X, de I. Iván S. Turguénev
Si bien los tiempos actuales, que sin duda están peligrosamente desbordados por las nuevas tecnologías, disponen ciertamente de todos los medios soñados para hacer de la confección de un sello grabado algo natural y deseable, lo cierto es que el economicismo ramplón y soez del presente está sepultando una tradición que parecía a salvo de cualquier eventualidad.
Nacido en Moscú en 1957, Yuri Yermakov estuvo casi veinte años en Goznak, hasta que en la década de los noventa abandonó la mítica Casa y se estableció como artista independiente. Desde entonces, y a la vista del poco interés de las renovadas instituciones postales por el sello grabado a mano, Yermakov dedica su tiempo a la obra propia y también al diseño de entradas y de otros documentos para todo tipo de empresas privadas. Yermakov grabó a Saddam Hussein para un billete de Iraq (1986) y llegó a tiempo de vivir la sucesión generacional de Goznak, pero hace muy pocos años reconocía que eso ya se ha perdido. Lamentablemente, y por más que lo ideal sería combinar las nuevas tecnologías con el arte más tradicional, al final el grabado a buril terminará desapareciendo. Es inevitable, y una gran lástima, pues fíjese que aún hoy, que sobrevive a duras penas, no habrá quizá ni 10 pesonas en toda Rusia capaces de grabar un sello…Cualquier día de estos, sencillamente no habrá nadie.
Este panorama desolador de hoy está justo en el polo opuesto al que se encontró Lydia Majorova hace 70 años, cuando fue integrada definitivamente en el organigrama artístico de Goznak, allá por 1948. Muy poco tiempo después de llegar yo a la casa, junto a Iván Sapronov y Vladimir Smirnov, se incoporó primero Valentin Nikitin y posteriormente Tatyana Nikitina e Iván Mokrousov, y ya estaban allí, como grandes maestros artísticos, los diseñadores Iván I. Dubásov y su adjunto Sergei Pomansky, así como los maestros grabadores Semen Ivánovich Aferov y Nikolai Andreyevich Mikheev. Y también seguían trabajando para Goznak artistas de la talla de Vasily Zavyalov y después sus hijos, que diseñaron muchos sellos de la época.
Dubásov, proseguía recordando hace unos años Lydia Majorova, era el jefe de todo, y además era muy exigente, pero también comprensivo y cariñoso. Recuerdo que él fue quien juzgó mi trabajo de graduación, y me restó un punto por cierta arruga del cuello de mi David que no le acabó de gustar… Ahora es una anécdota entrañable, aunque entonces me enfadé mucho. Pero bueno, es que además de familia, éramos todos unos críticos despiadados cuando hacía falta, los maestros de los alumnos y viceversa, y cada uno en el fondo entendíamos la gran responsabilidad que pesaba sobre nosotros. Teníamos primero que aprender y después juzgar y enseñar, para preservar la historia y allanar el porvenir…
«-…y he aquí que ha llegado el momento, y mira por dónde, son nuestros herederos quienes nos dicen petulantes que no somos de su generación.»
Padres e hijos, X, de I. Iván S. Turguénev
Si bien los tiempos actuales, que sin duda están peligrosamente desbordados por las nuevas tecnologías, disponen ciertamente de todos los medios soñados para hacer de la confección de un sello grabado algo natural y deseable, lo cierto es que el economicismo ramplón y soez del presente está sepultando una tradición que parecía a salvo de cualquier eventualidad.
Nacido en Moscú en 1957, Yuri Yermakov estuvo casi veinte años en Goznak, hasta que en la década de los noventa abandonó la mítica Casa y se estableció como artista independiente. Desde entonces, y a la vista del poco interés de las renovadas instituciones postales por el sello grabado a mano, Yermakov dedica su tiempo a la obra propia y también al diseño de entradas y de otros documentos para todo tipo de empresas privadas. Yermakov grabó a Saddam Hussein para un billete de Iraq (1986) y llegó a tiempo de vivir la sucesión generacional de Goznak, pero hace muy pocos años reconocía que eso ya se ha perdido. Lamentablemente, y por más que lo ideal sería combinar las nuevas tecnologías con el arte más tradicional, al final el grabado a buril terminará desapareciendo. Es inevitable, y una gran lástima, pues fíjese que aún hoy, que sobrevive a duras penas, no habrá quizá ni 10 pesonas en toda Rusia capaces de grabar un sello…Cualquier día de estos, sencillamente no habrá nadie.
Este panorama desolador de hoy está justo en el polo opuesto al que se encontró Lydia Majorova hace 70 años, cuando fue integrada definitivamente en el organigrama artístico de Goznak, allá por 1948. Muy poco tiempo después de llegar yo a la casa, junto a Iván Sapronov y Vladimir Smirnov, se incoporó primero Valentin Nikitin y posteriormente Tatyana Nikitina e Iván Mokrousov, y ya estaban allí, como grandes maestros artísticos, los diseñadores Iván I. Dubásov y su adjunto Sergei Pomansky, así como los maestros grabadores Semen Ivánovich Aferov y Nikolai Andreyevich Mikheev. Y también seguían trabajando para Goznak artistas de la talla de Vasily Zavyalov y después sus hijos, que diseñaron muchos sellos de la época.
Dubásov, proseguía recordando hace unos años Lydia Majorova, era el jefe de todo, y además era muy exigente, pero también comprensivo y cariñoso. Recuerdo que él fue quien juzgó mi trabajo de graduación, y me restó un punto por cierta arruga del cuello de mi David que no le acabó de gustar… Ahora es una anécdota entrañable, aunque entonces me enfadé mucho. Pero bueno, es que además de familia, éramos todos unos críticos despiadados cuando hacía falta, los maestros de los alumnos y viceversa, y cada uno en el fondo entendíamos la gran responsabilidad que pesaba sobre nosotros. Teníamos primero que aprender y después juzgar y enseñar, para preservar la historia y allanar el porvenir…
Última edición por ramon1843 el 13 Ene 2018, 13:29, editado 3 veces en total.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
Iván Ivánovich Dubásov. El jefe
No es extraña esa suspicacia recelosa que Lydia Majorova recordaba haber sentido a propósito de su trabajo de graduación, que suponemos escudriñado sin piedad por Iván Dubásov. Y es que Dubásov era todo un carácter. Fue durante casi cuarenta años el jefe artístico de Goznak, y lo fue además de una manera indiscutible y total. Dubásov lo controlaba todo, y su nivel de exigencia, consigo mismo y con los demás, es hoy una leyenda muy acreditada por los hechos. Durante sus últimos años en Goznak, todos le conocían como el patriarca.
Iván Ivánovich Dubásov nació el 30 de noviembre de 1897 en Odintsovo, una comarca de Moscú. Su padre era funcionario local y tenía una gran afición por el dibujo y por las artes plásticas en general. El niño Iván heredó esta vocación íntima del padre, y con sólo 11 años ya tenía claro qué quería ser: esmaltador. Muy poco después fue inscrito en la prestigiosa Escuela Imperial Stróganov de Moscú, y luego de unos años de disciplina y sacrificio se graduaba con muy buenas calificaciones.
La intención primera del joven Dubásov era situarse como profesor de dibujo en alguna escuela estatal, pero entonces la historia frustró bruscamente sus sueños. Así, participó primero y a última hora en la I Guerra Mundial, y todavía después, recién superado el tifus, fue movilizado por el Ejército Rojo en la cruenta guerra civil que asolaba Rusia.
Sobreviviente de uno y otro infierno, en 1922 pudo establecerse como profesor en el distrito moscovita de Kuntsevsky, a la espera de tiempos más propicios después de tanto desasosiego impuesto. Y esa ocasión se presentó enseguida, aunque tal vez Dubásov no fuese en ese momento muy consciente del horizonte repentino y maravilloso que estaba a punto de abrirse por fin.
En 1922, un periódico informaba de un concurso convocado por las autoridades postales para elegir un sello que celebrase el quinto aniversario de la Revolución de Octubre. Dubásov se sintió atraído por el envite, y en apenas unos días concluyó dos bocetos para presentarlos de inmediato, sin importarle además lo más mínimo los medios materiales empleados, pues no teniendo pinturas ni acuarelas a mano, acabó dibujando los diseños con una solución de permanganato de potasio. Para uno de los sellos, que al cabo fue el elegido como ganador del concurso y que sería finalmente emitido luego de ser impreso mediante tipografía, Dubásov hizo posar durante unas horas a un vecino suyo, muy fornido y apuesto, que fue representado por el artista con una maza y un cincel tallando el epígrafe alusivo al motivo propuesto.
Tras este éxito inesperado, las responsables de Goznak enseguida le ofrecieron a Dubásov una invitación para trabajar con ellos. El joven artista no lo dudó un instante, y aceptó sin pensárselo mucho el ofrecimiento, aun manteniendo otras actividades a título privado, sobre todo las numerosas ilustraciones que realizaba para algunos semanarios.
En los años siguientes, Dubásov se fue implicando cada vez más en Goznak, y diversificó de una manera extraordinaria y muy ambiciosa su radio de acción. Tan pronto, entonces, diseñaba bonos y otros documentos del estado, como concebía proyectos y diseños para medallas, banderines, ilustraciones gubernamentales, y hasta ya para algunos billetes y, por supuesto, sellos.
Otro de sus momentos filatélicos más estelares aconteció en enero de 1924, en la semana de la muerte repentina y fulminante de Lenin. Se determinó que era necesario honrar al gran líder con un sello instantáneo y urgente, y el proyecto fue asignado a Dubásov, que en sólo dos tardes dispuso un diseño telegráfico, a partir de una fotografía de Lenin de 1918, para una emisión que sería puesta en circulación el mismo día de los funerales, el 27 de enero de 1924.
El prestigio de Dubásov era ya incontestable en 1932, y también su compromiso febril y sincero con los ideales del Partido, cuando fue elegido como máximo responsable artístico de Goznak. Desde entonces y hasta su retiro en 1971, Dubásov controló y mandó de una manera enérgica y exhaustiva sobre todas las tareas artísticas ejecutadas en Goznak, y estas fueron muchas, teniendo en cuenta además que, finalizada la II Guerra Mundial, muchos países del área de influencia soviética fueron abastecidos por el gran centro de Moscú.
Dubásov diseñó, o en todo caso dio el visto bueno y designó a los artistas encomendados, todos los billetes de la Unión Soviética puestos en circulación entre la década de los años treinta y mitad de los setenta, y asimismo concibió y dispuso de una forma directa los diseños de alrededor de 150 sellos postales. Pero, sobre todo y como decíamos, por encima incluso de la nota artística con que pueda calificarse su obra propia, la importancia de Dubásov en Goznak sobrepasaba los juicios más convencionales y entró enseguida en el cauce más inaccesible y aceptado del mito. Fue el patriarca de Goznak. Lo fue estando allí, y lo siguió siendo después y todavía hoy, tras su muerte a los 90 años en Moscú, el 15 de marzo de 1988.
No es extraña esa suspicacia recelosa que Lydia Majorova recordaba haber sentido a propósito de su trabajo de graduación, que suponemos escudriñado sin piedad por Iván Dubásov. Y es que Dubásov era todo un carácter. Fue durante casi cuarenta años el jefe artístico de Goznak, y lo fue además de una manera indiscutible y total. Dubásov lo controlaba todo, y su nivel de exigencia, consigo mismo y con los demás, es hoy una leyenda muy acreditada por los hechos. Durante sus últimos años en Goznak, todos le conocían como el patriarca.
Iván Ivánovich Dubásov nació el 30 de noviembre de 1897 en Odintsovo, una comarca de Moscú. Su padre era funcionario local y tenía una gran afición por el dibujo y por las artes plásticas en general. El niño Iván heredó esta vocación íntima del padre, y con sólo 11 años ya tenía claro qué quería ser: esmaltador. Muy poco después fue inscrito en la prestigiosa Escuela Imperial Stróganov de Moscú, y luego de unos años de disciplina y sacrificio se graduaba con muy buenas calificaciones.
La intención primera del joven Dubásov era situarse como profesor de dibujo en alguna escuela estatal, pero entonces la historia frustró bruscamente sus sueños. Así, participó primero y a última hora en la I Guerra Mundial, y todavía después, recién superado el tifus, fue movilizado por el Ejército Rojo en la cruenta guerra civil que asolaba Rusia.
Sobreviviente de uno y otro infierno, en 1922 pudo establecerse como profesor en el distrito moscovita de Kuntsevsky, a la espera de tiempos más propicios después de tanto desasosiego impuesto. Y esa ocasión se presentó enseguida, aunque tal vez Dubásov no fuese en ese momento muy consciente del horizonte repentino y maravilloso que estaba a punto de abrirse por fin.
En 1922, un periódico informaba de un concurso convocado por las autoridades postales para elegir un sello que celebrase el quinto aniversario de la Revolución de Octubre. Dubásov se sintió atraído por el envite, y en apenas unos días concluyó dos bocetos para presentarlos de inmediato, sin importarle además lo más mínimo los medios materiales empleados, pues no teniendo pinturas ni acuarelas a mano, acabó dibujando los diseños con una solución de permanganato de potasio. Para uno de los sellos, que al cabo fue el elegido como ganador del concurso y que sería finalmente emitido luego de ser impreso mediante tipografía, Dubásov hizo posar durante unas horas a un vecino suyo, muy fornido y apuesto, que fue representado por el artista con una maza y un cincel tallando el epígrafe alusivo al motivo propuesto.
Tras este éxito inesperado, las responsables de Goznak enseguida le ofrecieron a Dubásov una invitación para trabajar con ellos. El joven artista no lo dudó un instante, y aceptó sin pensárselo mucho el ofrecimiento, aun manteniendo otras actividades a título privado, sobre todo las numerosas ilustraciones que realizaba para algunos semanarios.
En los años siguientes, Dubásov se fue implicando cada vez más en Goznak, y diversificó de una manera extraordinaria y muy ambiciosa su radio de acción. Tan pronto, entonces, diseñaba bonos y otros documentos del estado, como concebía proyectos y diseños para medallas, banderines, ilustraciones gubernamentales, y hasta ya para algunos billetes y, por supuesto, sellos.
Otro de sus momentos filatélicos más estelares aconteció en enero de 1924, en la semana de la muerte repentina y fulminante de Lenin. Se determinó que era necesario honrar al gran líder con un sello instantáneo y urgente, y el proyecto fue asignado a Dubásov, que en sólo dos tardes dispuso un diseño telegráfico, a partir de una fotografía de Lenin de 1918, para una emisión que sería puesta en circulación el mismo día de los funerales, el 27 de enero de 1924.
El prestigio de Dubásov era ya incontestable en 1932, y también su compromiso febril y sincero con los ideales del Partido, cuando fue elegido como máximo responsable artístico de Goznak. Desde entonces y hasta su retiro en 1971, Dubásov controló y mandó de una manera enérgica y exhaustiva sobre todas las tareas artísticas ejecutadas en Goznak, y estas fueron muchas, teniendo en cuenta además que, finalizada la II Guerra Mundial, muchos países del área de influencia soviética fueron abastecidos por el gran centro de Moscú.
Dubásov diseñó, o en todo caso dio el visto bueno y designó a los artistas encomendados, todos los billetes de la Unión Soviética puestos en circulación entre la década de los años treinta y mitad de los setenta, y asimismo concibió y dispuso de una forma directa los diseños de alrededor de 150 sellos postales. Pero, sobre todo y como decíamos, por encima incluso de la nota artística con que pueda calificarse su obra propia, la importancia de Dubásov en Goznak sobrepasaba los juicios más convencionales y entró enseguida en el cauce más inaccesible y aceptado del mito. Fue el patriarca de Goznak. Lo fue estando allí, y lo siguió siendo después y todavía hoy, tras su muerte a los 90 años en Moscú, el 15 de marzo de 1988.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
1. Semyon Ivánovich Aferov. El maestro
Iván Dubásov, como responsable general del área artística, fue el encargado de alentar y de controlar la escuela de aprendices impulsada desde Goznak durante los últimos años de la hecatombe mundial. Se preveía que muchos de los artistas que hasta entonces habían trabajado para Goznak, iban a perecer en el frente o incluso en la retaguardia, y sería muy necesaria tras la guerra una nueva generación de jóvenes con talento y ambición para enfrentar los nuevos tiempos. Fue de esta manera como durante la década infausta de los años cuarenta, se fue paulatina y lentamente formando una impresionante hornada de, sobre todo, grandes grabadores, de los que Lydia Majorova sólo fue una de ellas. También fueron incorporándose, al mismo tiempo o poco después, artistas de la talla de Tatyana Nikitina, Iván Mokrousov o Vladimir Smirnov, por sólo citar a algunos de los más destacados y que más actividad habrían de tener junto a aquélla en el sello grabado soviético durante las tres décadas siguientes.
Cuando Lydia Majorova fue contratada en 1948, no obstante, estaban en Goznak o tenían una relación muy estrecha con la casa moscovita, dos maestros grabadores. Uno de ellos era Nikolai A. Mikheev, pero el más importante, y con un prestigio muy sólido y una autoridad irrebatible, era sin duda Semyon Ivánovich Aferov, el grabador principal de la última serie de billetes de 1947 y que durante la década de los cincuenta, pareciera que para estimular de un modo magistral a los nuevos y prometedores talentos, talló algunos sellos de excepción. Aferov, pues, fijó de alguna manera el nivel artístico en el grabado de un sello, y con ello, aseguró un porvenir de excelencia.
De la misma generación que Iván Dubásov, que tenía una confianza ciega en sus buriles, Semyon Ivánovich Aferov nació el 20 de marzo de 1898 en Nizhni Nóvgorod. Y como Dubásov, su vida, a grandes rasgos, no fue muy diferente hasta principios de los años veinte, cuando el país empezó a recomponerse según el nuevo orden. Es preciso señalar, en cualquier caso, que Aferov no llegó a participar en la I Guerra Mundial de una forma tan directa y cercana como Dubásov. Sí que fue movilizado, en cambio y como Dubásov, por el Ejército Rojo, que lo utilizó sobre todo como notario artístico de la Rusia incendiada.
Aunque su relación con Goznak dio comienzo en 1923, después de hacerse acreedor a una beca de la institución, lo cierto es que Semyon Aferov, sin dejar nunca de colaborar con la casa de Moscú, diversificó su obra artística en varios frentes, desde la ilustración de libros hasta la creación más personal y libre, principalmente a través de acuarelas, pinturas y otros grabados ajenos al protocolo estricto de los circulantes del Estado.
Realizó muchas exposiciones Aferov a lo largo de su vida, y luego de ser honrado con algunas de las más preciadas distinciones honoríficas del Estado, falleció en 1978.
Iván Dubásov, como responsable general del área artística, fue el encargado de alentar y de controlar la escuela de aprendices impulsada desde Goznak durante los últimos años de la hecatombe mundial. Se preveía que muchos de los artistas que hasta entonces habían trabajado para Goznak, iban a perecer en el frente o incluso en la retaguardia, y sería muy necesaria tras la guerra una nueva generación de jóvenes con talento y ambición para enfrentar los nuevos tiempos. Fue de esta manera como durante la década infausta de los años cuarenta, se fue paulatina y lentamente formando una impresionante hornada de, sobre todo, grandes grabadores, de los que Lydia Majorova sólo fue una de ellas. También fueron incorporándose, al mismo tiempo o poco después, artistas de la talla de Tatyana Nikitina, Iván Mokrousov o Vladimir Smirnov, por sólo citar a algunos de los más destacados y que más actividad habrían de tener junto a aquélla en el sello grabado soviético durante las tres décadas siguientes.
Cuando Lydia Majorova fue contratada en 1948, no obstante, estaban en Goznak o tenían una relación muy estrecha con la casa moscovita, dos maestros grabadores. Uno de ellos era Nikolai A. Mikheev, pero el más importante, y con un prestigio muy sólido y una autoridad irrebatible, era sin duda Semyon Ivánovich Aferov, el grabador principal de la última serie de billetes de 1947 y que durante la década de los cincuenta, pareciera que para estimular de un modo magistral a los nuevos y prometedores talentos, talló algunos sellos de excepción. Aferov, pues, fijó de alguna manera el nivel artístico en el grabado de un sello, y con ello, aseguró un porvenir de excelencia.
De la misma generación que Iván Dubásov, que tenía una confianza ciega en sus buriles, Semyon Ivánovich Aferov nació el 20 de marzo de 1898 en Nizhni Nóvgorod. Y como Dubásov, su vida, a grandes rasgos, no fue muy diferente hasta principios de los años veinte, cuando el país empezó a recomponerse según el nuevo orden. Es preciso señalar, en cualquier caso, que Aferov no llegó a participar en la I Guerra Mundial de una forma tan directa y cercana como Dubásov. Sí que fue movilizado, en cambio y como Dubásov, por el Ejército Rojo, que lo utilizó sobre todo como notario artístico de la Rusia incendiada.
Aunque su relación con Goznak dio comienzo en 1923, después de hacerse acreedor a una beca de la institución, lo cierto es que Semyon Aferov, sin dejar nunca de colaborar con la casa de Moscú, diversificó su obra artística en varios frentes, desde la ilustración de libros hasta la creación más personal y libre, principalmente a través de acuarelas, pinturas y otros grabados ajenos al protocolo estricto de los circulantes del Estado.
Realizó muchas exposiciones Aferov a lo largo de su vida, y luego de ser honrado con algunas de las más preciadas distinciones honoríficas del Estado, falleció en 1978.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
2. Semyon Ivánovich Aferov. El maestro
Es curioso que la mayoría de sellos grabados por Semyon Aferov, aunque no fueran muchos por otra parte, lo cierto es que casi siempre los diseñó Iván Dubásov, y por descontado, también los billetes.
En la entrada anterior acabamos de ver un sello extraordinario diseñado por Dubásov y grabado por Aferov (Unión Soviética, 1957, Vladimir Vasilievich Stasov), así como el billete de Lenin de 1947. El mismo retrato de Lenin de 1918, que además fue el escogido por Dubásov en 1924 para el primer sello soviético del líder comunista, sería vuelto a elegir por aquél, tanto para el billete reseñado, como para la emisión de 1958 de tres sellos. Con uno de estos valores, grabado ejemplarmente por Aferov, cerramos esta entrada, protagonizada principalmente, sin embargo, por otra soberbia comunión entre los dos mismos artistas.
Fue en la emisión calcográfica de 1957, con ocasión de celebrar los cuarenta años de la Revolución de Octubre. Uno de los sellos, el de Lenin leyendo el Pravda, es prácticamente un calco del diseñado y dibujado diez años antes por el propio Dubásov para una serie de 1945 (75 aniversario del nacimiento de Lenin), si bien entonces todos los sellos, cinco en total, fueron impresos en huecograbado. Ahora, en cambio, sólo constó de dos sellos la emisión, pero con el sobreañadido impagable de dos grabados excepcionales de Semyon Aferov.
Es curioso que la mayoría de sellos grabados por Semyon Aferov, aunque no fueran muchos por otra parte, lo cierto es que casi siempre los diseñó Iván Dubásov, y por descontado, también los billetes.
En la entrada anterior acabamos de ver un sello extraordinario diseñado por Dubásov y grabado por Aferov (Unión Soviética, 1957, Vladimir Vasilievich Stasov), así como el billete de Lenin de 1947. El mismo retrato de Lenin de 1918, que además fue el escogido por Dubásov en 1924 para el primer sello soviético del líder comunista, sería vuelto a elegir por aquél, tanto para el billete reseñado, como para la emisión de 1958 de tres sellos. Con uno de estos valores, grabado ejemplarmente por Aferov, cerramos esta entrada, protagonizada principalmente, sin embargo, por otra soberbia comunión entre los dos mismos artistas.
Fue en la emisión calcográfica de 1957, con ocasión de celebrar los cuarenta años de la Revolución de Octubre. Uno de los sellos, el de Lenin leyendo el Pravda, es prácticamente un calco del diseñado y dibujado diez años antes por el propio Dubásov para una serie de 1945 (75 aniversario del nacimiento de Lenin), si bien entonces todos los sellos, cinco en total, fueron impresos en huecograbado. Ahora, en cambio, sólo constó de dos sellos la emisión, pero con el sobreañadido impagable de dos grabados excepcionales de Semyon Aferov.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
y 3. Semyon Ivánovich Aferov. El maestro
Semyon Aferov participó en la famosa y maravillosa serie de las capitales de 1958, diseñada por el artista de confianza de Dubásov, Sergei Pomansky, y en la que participó asimismo y entre otros, Lydia Majorova. Más adelante admiraremos esta majestuosa serie de 15 sellos a todo confort…
Ahora, en esta última entrada de presentación de Aferov, exponemos dos grabados magistrales de este artista eminente: el retrato de Stalin de 1954 y el impresionante sello de 1960, curtido y espléndido, que recrea un bello óleo de Iván Ivánovich Shishkin, Arboleda (1898).
Semyon Aferov participó en la famosa y maravillosa serie de las capitales de 1958, diseñada por el artista de confianza de Dubásov, Sergei Pomansky, y en la que participó asimismo y entre otros, Lydia Majorova. Más adelante admiraremos esta majestuosa serie de 15 sellos a todo confort…
Ahora, en esta última entrada de presentación de Aferov, exponemos dos grabados magistrales de este artista eminente: el retrato de Stalin de 1954 y el impresionante sello de 1960, curtido y espléndido, que recrea un bello óleo de Iván Ivánovich Shishkin, Arboleda (1898).
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
Vasili Vasílievich Zaviálov. El artista
A grandes rasgos, las mejores décadas artísticas de la filatelia soviética encajan, como un guante en su mano justa, con los casi cuarenta años que Iván Dubásov dirigió el departamento gráfico de Goznak. Y durante la mayor parte de este largo período de mandato de Dubásov, si hubo un artista que sin duda sobresalió por encima del resto, este fue Vasili Vasílievich Zaviálov, autor de más de 600 sellos en total, algunos de los últimos años realizados en colaboración con uno u otro de sus dos hijos, Aleksandr y Lev, cuando no, incluso, compartiendo autoría con otros diseñadores prestigiosos de Goznak, como en la larga y extraordinaria serie del centenario de 1958.
Vasili Zaviálov (1906-1972) debutó en la filatelia soviética a mitad de los años veinte, después de haber sido becado por Goznak, y a partir sobre todo de los años treinta, y hasta casi su último aliento de vida, concibió y dibujó con sus pinceles algunas de las series más emblemáticas de la Unión Soviética. Así, y por sólo citar algunas de las de su primera época, diseñó una de las series de los dirigibles de los años treinta (1934) y participó además en la confección de una anterior (1931), así como la de los aviones de 1937 o la de Lev Tolstói de sólo dos años antes (1935). Y después de la guerra, su actividad no fue menos frenética, bien en solitario, bien en colaboración con otros artistas, preferentemente con su hijo Aleksandr, con quien compuso la maravillosa serie de los escritores que enseguida veremos, emitida a finales de los años cincuenta hasta sumar un total de 20 sellos.
Incluso, en los años de efervescencia creativa más intensa, en esa década de los cincuenta, Vasili Zaviálov fue honrado con una exposición en Moscú, donde se mostraron bocetos y acuarelas originales de muchos de los sellos que diseñó a lo largo de los veinte años anteriores. Esto no era nada habitual en la época, como cabe suponer, y es una prueba clara del gran prestigio de que gozaba Zaviálov, fuera ya del ámbito secreto y minoritario de la filatelia. Imprescindible Zaviálov.
A grandes rasgos, las mejores décadas artísticas de la filatelia soviética encajan, como un guante en su mano justa, con los casi cuarenta años que Iván Dubásov dirigió el departamento gráfico de Goznak. Y durante la mayor parte de este largo período de mandato de Dubásov, si hubo un artista que sin duda sobresalió por encima del resto, este fue Vasili Vasílievich Zaviálov, autor de más de 600 sellos en total, algunos de los últimos años realizados en colaboración con uno u otro de sus dos hijos, Aleksandr y Lev, cuando no, incluso, compartiendo autoría con otros diseñadores prestigiosos de Goznak, como en la larga y extraordinaria serie del centenario de 1958.
Vasili Zaviálov (1906-1972) debutó en la filatelia soviética a mitad de los años veinte, después de haber sido becado por Goznak, y a partir sobre todo de los años treinta, y hasta casi su último aliento de vida, concibió y dibujó con sus pinceles algunas de las series más emblemáticas de la Unión Soviética. Así, y por sólo citar algunas de las de su primera época, diseñó una de las series de los dirigibles de los años treinta (1934) y participó además en la confección de una anterior (1931), así como la de los aviones de 1937 o la de Lev Tolstói de sólo dos años antes (1935). Y después de la guerra, su actividad no fue menos frenética, bien en solitario, bien en colaboración con otros artistas, preferentemente con su hijo Aleksandr, con quien compuso la maravillosa serie de los escritores que enseguida veremos, emitida a finales de los años cincuenta hasta sumar un total de 20 sellos.
Incluso, en los años de efervescencia creativa más intensa, en esa década de los cincuenta, Vasili Zaviálov fue honrado con una exposición en Moscú, donde se mostraron bocetos y acuarelas originales de muchos de los sellos que diseñó a lo largo de los veinte años anteriores. Esto no era nada habitual en la época, como cabe suponer, y es una prueba clara del gran prestigio de que gozaba Zaviálov, fuera ya del ámbito secreto y minoritario de la filatelia. Imprescindible Zaviálov.
Última edición por ramon1843 el 13 Ene 2018, 20:00, editado 2 veces en total.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
1. Vasili Zaviálov y sus escritores
Aunque en las primeras emisiones de esta larga serie de los escritores eslavos, desarrollada entre 1956 y 1960, las fichas técnicas al uso suelen atribuir la autoría de las mismas a padre e hijo (Alexandr), es evidente que quien concibió y dispuso fue Vasili Zaviálov, que ya había realizado otras anteriores de un corte estético muy similar, verbigracia la de Gógol de 1952, y que entonces, en plenitud de facultades y aureolado de un prestigio incuestionable, imponía el devenir artístico de los sellos soviéticos no calcográficos.
En esta primera entrada dedicada a los escritores de Zaviálov, exponemos los sellos emitidos en 1956 (Unión Soviética), impresos en litografía, de Aleksandr Pushkin, Lev Tolstói, Maksim Gorki, Lomonósov y Rustaveli.
Aunque en las primeras emisiones de esta larga serie de los escritores eslavos, desarrollada entre 1956 y 1960, las fichas técnicas al uso suelen atribuir la autoría de las mismas a padre e hijo (Alexandr), es evidente que quien concibió y dispuso fue Vasili Zaviálov, que ya había realizado otras anteriores de un corte estético muy similar, verbigracia la de Gógol de 1952, y que entonces, en plenitud de facultades y aureolado de un prestigio incuestionable, imponía el devenir artístico de los sellos soviéticos no calcográficos.
En esta primera entrada dedicada a los escritores de Zaviálov, exponemos los sellos emitidos en 1956 (Unión Soviética), impresos en litografía, de Aleksandr Pushkin, Lev Tolstói, Maksim Gorki, Lomonósov y Rustaveli.
Última edición por ramon1843 el 13 Ene 2018, 13:19, editado 2 veces en total.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
2. Vasili Zaviálov y sus escritores
Vasili Zaviálov tenía fama de ser un miniaturista primoroso sin buriles, sólo con los pinceles. Su método preferido de diseño era un dibujo con lápiz y acuarelas, en cuya técnica era un maestro consumado.
En esta segunda entrada mostramos cinco sellos sellos más de esta serie deliciosa, todos ellos emitidos durante 1957, y entre los que está el único que si acaso, por tratarse de un poeta anónimo, es algo discordante en su diseño respecto a todos los demás: el dedicado a la obra medieval conocida como Cantar de las huestes de Ígor. Los otros cuatro sellos homenajean al poeta romántico Lérmontov, al filósofo socialista Chernyshevski, al escritor ucraniano Tarás Grygórovych Shevchenko y a uno de los mejores críticos literarios de la historia, Visarión Grigórievich Belinski.
Vasili Zaviálov tenía fama de ser un miniaturista primoroso sin buriles, sólo con los pinceles. Su método preferido de diseño era un dibujo con lápiz y acuarelas, en cuya técnica era un maestro consumado.
En esta segunda entrada mostramos cinco sellos sellos más de esta serie deliciosa, todos ellos emitidos durante 1957, y entre los que está el único que si acaso, por tratarse de un poeta anónimo, es algo discordante en su diseño respecto a todos los demás: el dedicado a la obra medieval conocida como Cantar de las huestes de Ígor. Los otros cuatro sellos homenajean al poeta romántico Lérmontov, al filósofo socialista Chernyshevski, al escritor ucraniano Tarás Grygórovych Shevchenko y a uno de los mejores críticos literarios de la historia, Visarión Grigórievich Belinski.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
3. Vasili Zaviálov y sus escritores
Los dos sellos que situamos por encima de estas palabras, emitidos ambos en 1958 (Unión Soviética), fueron los últimos de esta gran serie en los que colaboró Alexandr Zaviálov, quien por cierto diseñó, junto a su hermano Lev y entonces sin la participación de Vasili, los maravillosos sellos de Antón Chéjov de 1960, que hace muchos meses ya presentamos (página 33).
Sumamos en esta entrada, a los dos sellos reseñados de 1958 (Alekséi N. Tolstói y Saltykóv-Shchedrín), tres de los emitidos en 1959, ya todos de diseño exclusivo de Vasili Zaviálov, dedicados a Aleksandr Griboyédov, Aleksandr Nikoláyevich Ostrovski y Aleksey Vasilievich Koltsov.
Los dos sellos que situamos por encima de estas palabras, emitidos ambos en 1958 (Unión Soviética), fueron los últimos de esta gran serie en los que colaboró Alexandr Zaviálov, quien por cierto diseñó, junto a su hermano Lev y entonces sin la participación de Vasili, los maravillosos sellos de Antón Chéjov de 1960, que hace muchos meses ya presentamos (página 33).
Sumamos en esta entrada, a los dos sellos reseñados de 1958 (Alekséi N. Tolstói y Saltykóv-Shchedrín), tres de los emitidos en 1959, ya todos de diseño exclusivo de Vasili Zaviálov, dedicados a Aleksandr Griboyédov, Aleksandr Nikoláyevich Ostrovski y Aleksey Vasilievich Koltsov.
Última edición por ramon1843 el 12 Ene 2018, 21:13, editado 1 vez en total.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
y 4. Vasili Zaviálov y sus escritores
Y completamos esta larga y maravillosa serie de Vasili Zaviálov, ciertamente imponente.
En los 20 sellos de esta serie desarrollada durante cinco años, los diseños de cada sello muestran, junto a una imagen convencional del escritor, una viñeta de fondo relacionada con la obra del autor, muchas veces inspirada en ilustraciones clásicas, y otras veces creada a propósito por Zaviálov, que además era un gran cartelista y también un excelente ilustrador de libros.
Cerramos esta última entrada con el sello emitido en 1960 (Unión Soviética), dedicado al polifacético artista osetio Kostá Jetagúrov, precedido por los cuatro restantes de 1959: Iván Andréyevich Krylov, el incomparable Antón Chéjov, el no menos imprescindible Nikolái Gógol y el ensayista Serguéi Timoféievich Aksákov.
Y completamos esta larga y maravillosa serie de Vasili Zaviálov, ciertamente imponente.
En los 20 sellos de esta serie desarrollada durante cinco años, los diseños de cada sello muestran, junto a una imagen convencional del escritor, una viñeta de fondo relacionada con la obra del autor, muchas veces inspirada en ilustraciones clásicas, y otras veces creada a propósito por Zaviálov, que además era un gran cartelista y también un excelente ilustrador de libros.
Cerramos esta última entrada con el sello emitido en 1960 (Unión Soviética), dedicado al polifacético artista osetio Kostá Jetagúrov, precedido por los cuatro restantes de 1959: Iván Andréyevich Krylov, el incomparable Antón Chéjov, el no menos imprescindible Nikolái Gógol y el ensayista Serguéi Timoféievich Aksákov.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
¡Exaltación irresistible de un sello!
Y hacemos un inciso en esta marea soviética para degustar como Dios manda, ¡como Albuisson manda, mejor dicho!, esta su Grace Kelly de hace apenas unas semanas y que sólo dos páginas atrás avanzábamos con una imagen promocional.
Si pensábamos que la bella princesa de Mónaco estaba ya amortizada en términos filatélicos, por fortuna estábamos muy equivocados. ¡Qué error más feliz! Impresionante la Grace que nos regala Pierre Albuisson, y ya era difícil sorprendernos teniendo en cuenta los antecedentes: sellos maravillosos de Gandon, de Piel, de Slania, de Mörck y hasta dos del propio Albuisson, bien que uno de ellos más propiamente de Claude Andréotto (2010).
Pero es que, claro, unir la belleza turbadora de la más filatélica de las princesas, en su momento de mayor esplendor, y el talento de uno de los mejores artistas del sello postal, ¿a qué podía dar lugar, sino a una maravillosa e incontenible exaltación?
Este sello de Albuisson, además, cabe relacionarlo de una manera directa con una de las Grace de Czeslaw Slania, concretamente con el sello de Mónaco de 1996, pues ambas emisiones parten de sendas fotografías de la misma sesión realizada en 1956 por el prestigioso artista Yousuf Karsh (1908-2002), de quien en la página anterior hemos podido ver su instantánea de Winston Churchill.
Por lo demás, cerramos esta entrada exponiendo el otro sello de la hojita de Mónaco (2017-2018) a la que pertenece el diamante de Albuisson, el retrato de Hércules Florence, obra del incombustible y siempre magistral Yves Beaujard.
Y hacemos un inciso en esta marea soviética para degustar como Dios manda, ¡como Albuisson manda, mejor dicho!, esta su Grace Kelly de hace apenas unas semanas y que sólo dos páginas atrás avanzábamos con una imagen promocional.
Si pensábamos que la bella princesa de Mónaco estaba ya amortizada en términos filatélicos, por fortuna estábamos muy equivocados. ¡Qué error más feliz! Impresionante la Grace que nos regala Pierre Albuisson, y ya era difícil sorprendernos teniendo en cuenta los antecedentes: sellos maravillosos de Gandon, de Piel, de Slania, de Mörck y hasta dos del propio Albuisson, bien que uno de ellos más propiamente de Claude Andréotto (2010).
Pero es que, claro, unir la belleza turbadora de la más filatélica de las princesas, en su momento de mayor esplendor, y el talento de uno de los mejores artistas del sello postal, ¿a qué podía dar lugar, sino a una maravillosa e incontenible exaltación?
Este sello de Albuisson, además, cabe relacionarlo de una manera directa con una de las Grace de Czeslaw Slania, concretamente con el sello de Mónaco de 1996, pues ambas emisiones parten de sendas fotografías de la misma sesión realizada en 1956 por el prestigioso artista Yousuf Karsh (1908-2002), de quien en la página anterior hemos podido ver su instantánea de Winston Churchill.
Por lo demás, cerramos esta entrada exponiendo el otro sello de la hojita de Mónaco (2017-2018) a la que pertenece el diamante de Albuisson, el retrato de Hércules Florence, obra del incombustible y siempre magistral Yves Beaujard.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
1. Lydia Majorova. Maestros y colegas
La serie de las capitales de la Unión Soviética de 1958 es una de las grandes series grabadas de la década, y sea esto dicho a nivel general.
Es una serie espléndida, formada por 15 sellos calcográficos, todos ellos de una factura impecable. El diseñador de la emisión fue el hombre de confianza de Dubásov, y a su vez un excelente y celebrado diseñador, Sergei Pomansky, que también dirigiría la del año siguiente de los paisajes.
En esta serie de 1958, además, participaron la mayoría, si no todos los grabadores disponibles en aquel momento en Goznak, desde los maestros consagrados, Semyon Aferov y Mikheev, hasta todos los ya entonces reputados talentos, empezando por Lydia Majorova, Iván Sapronov o Tatyana Nikitina, que grabaron 3 sellos cada uno, y terminando con otros dos excelentes artistas, Iván Mokrousov (2) y Vladimir Smirnov (1).
El maestro Aferov sólo grabó un sello (Tallin, Estonia), por dos de Mikheev, ¡pero qué sello el de aquél!, sin duda uno de los mejores de la serie, y es por eso que lo situamos en el lugar de honor de esta entrada, dominando estos párrafos con su primor minucioso…
La serie de las capitales de la Unión Soviética de 1958 es una de las grandes series grabadas de la década, y sea esto dicho a nivel general.
Es una serie espléndida, formada por 15 sellos calcográficos, todos ellos de una factura impecable. El diseñador de la emisión fue el hombre de confianza de Dubásov, y a su vez un excelente y celebrado diseñador, Sergei Pomansky, que también dirigiría la del año siguiente de los paisajes.
En esta serie de 1958, además, participaron la mayoría, si no todos los grabadores disponibles en aquel momento en Goznak, desde los maestros consagrados, Semyon Aferov y Mikheev, hasta todos los ya entonces reputados talentos, empezando por Lydia Majorova, Iván Sapronov o Tatyana Nikitina, que grabaron 3 sellos cada uno, y terminando con otros dos excelentes artistas, Iván Mokrousov (2) y Vladimir Smirnov (1).
El maestro Aferov sólo grabó un sello (Tallin, Estonia), por dos de Mikheev, ¡pero qué sello el de aquél!, sin duda uno de los mejores de la serie, y es por eso que lo situamos en el lugar de honor de esta entrada, dominando estos párrafos con su primor minucioso…
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
2. Lydia Majorova. Maestros y colegas
Si decíamos que el único sello de esta serie majestuosa de 1958 (Unión Soviética) grabado por Semyon Aferov es sencillamente magistral, los que grabó Lydia Majorova no le van a la zaga. En esta entrada exponemos los tres que cinceló Majorova, realmente espléndidos: las vistas de Ereván, Minsk y Kiev.
Los otros dos sellos que insertamos de esta serie planteada por Sergei Pomansky fueron grabados por Iván Mokrousov (Frunze) y Tatyana Nikitina (Moscú), artistas ambos que habrían de tener una importante presencia en la filatelia soviética durante los años siguientes, al igual que Lydia Majorova.
Si decíamos que el único sello de esta serie majestuosa de 1958 (Unión Soviética) grabado por Semyon Aferov es sencillamente magistral, los que grabó Lydia Majorova no le van a la zaga. En esta entrada exponemos los tres que cinceló Majorova, realmente espléndidos: las vistas de Ereván, Minsk y Kiev.
Los otros dos sellos que insertamos de esta serie planteada por Sergei Pomansky fueron grabados por Iván Mokrousov (Frunze) y Tatyana Nikitina (Moscú), artistas ambos que habrían de tener una importante presencia en la filatelia soviética durante los años siguientes, al igual que Lydia Majorova.
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
y 3. Lydia Majorova. Maestros y colegas
Cinco años después de emitida esta serie de 1958, Tatyana Nikitina grabó otra vista diferente de la ciudad de Stalinabad manteniendo el diseño original del sello, por el hecho de que esta ciudad había recuperado año y medio antes su nombre histórico hasta 1929, Dusambé. No obstante, y por mantener la fidelidad a la emisión original de 1958, en esta tercera y última entrada preservamos el sello primero (Stalinabad), grabado asimismo por Nikitina.
Sergei Pomansky, el diseñador de la emisión, fue el encargado también de concebir y disponer otra serie en cierto modo continuadora de esta, si bien menos espectacular y ambiciosa, la de los paisajes de 1959 (Unión Soviética), grabada por Lydia Majorova, Iván Sapronov, Iván Mokrousov y Semyon Aferov. Otro artista de Goznak, K. Kruglov, diseñaría la serie posterior de ciudades provinciales en la que también participarían todos estos grabadores de ahora y que constó de un total de 20 sellos, emitidos entre 1960 y 1962.
Cerramos esta extraordinaria serie de 1958 sumando, al sello reseñado de Stalinabad, los de Riga (Sapronov), Taskent (Smirnov), Tbilisi (Mokrousov) y Vilna (Sapronov).
Cinco años después de emitida esta serie de 1958, Tatyana Nikitina grabó otra vista diferente de la ciudad de Stalinabad manteniendo el diseño original del sello, por el hecho de que esta ciudad había recuperado año y medio antes su nombre histórico hasta 1929, Dusambé. No obstante, y por mantener la fidelidad a la emisión original de 1958, en esta tercera y última entrada preservamos el sello primero (Stalinabad), grabado asimismo por Nikitina.
Sergei Pomansky, el diseñador de la emisión, fue el encargado también de concebir y disponer otra serie en cierto modo continuadora de esta, si bien menos espectacular y ambiciosa, la de los paisajes de 1959 (Unión Soviética), grabada por Lydia Majorova, Iván Sapronov, Iván Mokrousov y Semyon Aferov. Otro artista de Goznak, K. Kruglov, diseñaría la serie posterior de ciudades provinciales en la que también participarían todos estos grabadores de ahora y que constó de un total de 20 sellos, emitidos entre 1960 y 1962.
Cerramos esta extraordinaria serie de 1958 sumando, al sello reseñado de Stalinabad, los de Riga (Sapronov), Taskent (Smirnov), Tbilisi (Mokrousov) y Vilna (Sapronov).
sellosyartistas.blogspot.com
- ramon1843
- Mensajes: 3771
- Registrado: 27 Abr 2013, 12:21
Re: Los sellos más bonitos del mundo
El primer David de Lydia Majorova y otros apuntes
He aquí sobre estas líneas el maravilloso David de Lydia Majorova de 1948, un grabado en cobre con el que obtuvo su graduación y la contratación definitiva en Goznak. ¡Con razón se molestó Lydia por el puntito que le restó Dubásov! Como vemos, es una perspectiva diferente de la cabeza de la estatua de Miguel Ángel que la propia Majorova grabaría en el sello de 1975, que en esta página ya hemos expuesto, y además, y como es natural, de un tamaño más grande. No obstante, Majorova reconocería muchos años después que tuvo en cuenta su grabado de 1948 para ejecutar el posterior de 1975. Dos cabezas fabulosas, en todo caso…
En el sello que precede al grabado de Lydia, emitido por la Unión Soviética en 1959 para celebrar el 42 aniversario de la Revolución de Octubre, puede que también participara esta grabadora, pues a veces la Casa moscovita despachaba algunas obras con la rúbrica de trabajo conjunto de los artistas de Goznak. Este es un ejemplo, pues, de grabado colectivo, y además eximio. El diseño lo realizó el gran Vasili Zaviálov, autor asimismo de la concepción general de otro de los sellos que exponemos en esta entrada, el del revolucionario ruso Gueorgui Plejánov (1957), grabado magistralmente por uno de los maestros de Majorova, Nikolai Andreyevich Mikheev.
Y ponemos el broche de oro a la presente entrada, y en realidad a esta página tan soviética, con otro sello excelente, grabado por Iván Sapronov a partir de una pintura deliciosa de Pável Andréyevich Fedótov (1815-1852), La propuesta del comandante, con esa escena que bien pudo recrear mucho después Chéjov, el gran miniaturista de las palabras emotivas, como los artistas de Goznak lo fueron de los trazos precisos y hondos…
He aquí sobre estas líneas el maravilloso David de Lydia Majorova de 1948, un grabado en cobre con el que obtuvo su graduación y la contratación definitiva en Goznak. ¡Con razón se molestó Lydia por el puntito que le restó Dubásov! Como vemos, es una perspectiva diferente de la cabeza de la estatua de Miguel Ángel que la propia Majorova grabaría en el sello de 1975, que en esta página ya hemos expuesto, y además, y como es natural, de un tamaño más grande. No obstante, Majorova reconocería muchos años después que tuvo en cuenta su grabado de 1948 para ejecutar el posterior de 1975. Dos cabezas fabulosas, en todo caso…
En el sello que precede al grabado de Lydia, emitido por la Unión Soviética en 1959 para celebrar el 42 aniversario de la Revolución de Octubre, puede que también participara esta grabadora, pues a veces la Casa moscovita despachaba algunas obras con la rúbrica de trabajo conjunto de los artistas de Goznak. Este es un ejemplo, pues, de grabado colectivo, y además eximio. El diseño lo realizó el gran Vasili Zaviálov, autor asimismo de la concepción general de otro de los sellos que exponemos en esta entrada, el del revolucionario ruso Gueorgui Plejánov (1957), grabado magistralmente por uno de los maestros de Majorova, Nikolai Andreyevich Mikheev.
Y ponemos el broche de oro a la presente entrada, y en realidad a esta página tan soviética, con otro sello excelente, grabado por Iván Sapronov a partir de una pintura deliciosa de Pável Andréyevich Fedótov (1815-1852), La propuesta del comandante, con esa escena que bien pudo recrear mucho después Chéjov, el gran miniaturista de las palabras emotivas, como los artistas de Goznak lo fueron de los trazos precisos y hondos…
Última edición por ramon1843 el 17 Ene 2018, 22:35, editado 1 vez en total.
sellosyartistas.blogspot.com