Los sellos más bonitos del mundo

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Y para terminar por hoy, qué mejor que mostrar un Autorretrato de Toth. No tenemos noticia de que lo hiciera, pero no creo que le pueda molestar que nos tomemos la justicia por nuestra mano y titulemos así este sello creado por su talento para celebrar el Día del Sello austríaco de 1962:

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Aún no hemos mostrado un sello de la personalidad de la que quizá más sellos se han imprimido hasta hoy: la actual reina de Inglaterra. Este de Canadá de 2012 es un gran sello:

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No sólo no nos hemos repuesto del efecto Toth, sino que hoy estamos aún peor que ayer. Aún no hemos mostrado un sello de Toth en el que el protagonista sea un edificio. Pues bien: necesitamos dos entradas para analizar esta obra de arte que vais a ver, el Palacio Imperial de Hofburg. Os recuerdo amablemente que no dejéis de pinchar cada imagen para quintuplicar su tamaño.

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Resto de la disección visual:

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Veamos ahora una confrontación de mejillas. Primero Slania, que con este grabado del escritor William Heinesen nos dejó uno de sus mejores retratos:

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Y ahora Toth, con un no menos impresionante retrato del político austríaco Leopold Kunschak:

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Es un buen momento para volver a convocar a nuestro gran Sánchez Toda, cuya maestría no desentona en absoluto con la de estos dos gigantes que tanto deleite nos están dando. Retrato de Mariana Pineda, uno de sus grandes sellos republicanos:

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Y otro del mismo período no menos conseguido del pensador Gumersindo de Azcárate:

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El creador del primer sello postal del mundo tiene con justicia sellos en la mayoría de las filatelias del mundo. Slania mismo hizo dos para el Royal Mail. Mostramos, no obstante, este sello de Mónaco del grabador francés Jacky Larrivière por su gran diseño y su espectacular color, aparte, claro está, de por su grabado elegante y sencillo:

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A veces no es necesario inquirir toda la información de un sello. Basta con su poder evocador. Es el caso de este sello griego de la primera mitad del siglo XX. Quizá fuera impreso por una de las casas inglesas de grabadores, no tiene mayor importancia el dato, tampoco queremos saber qué quiso representar el grabador, ni si reproduce un óleo colorido, tal vez... Nosotros lo creamos al modo azoriniano. Estamos en Atenas, año 410 antes de Cristo. La gran ciudad está más cerca de caer derrotada a manos de Esparta. Pero Sócrates, inasequible al desaliento, alecciona a sus seguidores. Habla desde una escalinata del ágora, podemos imaginar a Platón, un joven tímido, allí a la derecha, atento a las palabras del maestro, con el Partenón al fondo....

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No hagamos de menos a Slania por la aparición inesperada del gigante austríaco. Puerta de la oficina de correos vieja de Estocolmo. El sello no será más grande que un terrón de azúcar:

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No hacemos de menos a Slania, pero no podemos evitar seguir extasiados contemplando la maestría del gigante de Austria. María Teresa I de Austria, obra del artista sueco Martin van Meytens:

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Y ahora Slania, con la princesa Sofia Magdalena de Dinamarca, obra del artista sueco Carl Gustaf Pilo:

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Decía Ortega y Gasset que sólo debemos juzgar a las personas en su momento de mayor esplendor. Toth habló con sus manos de ese momento de la emperatriz antes mostrada de este modo, a partir de un retrato del pintor danés Andreas Møller:

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No he podido localizar la obra del pintor austríaco Ignaz Raffalt, pero la recreación de Toth es elocuente, no necesitamos el óleo para imaginarlo. El estilo de Azorín nos vuelve a guiar. Estamos en las afueras de un pequeño pueblo de la campiña austríaca, atardece después de una dura jornada de verano. Los postillones y sus pobres animales regresan exhaustos con la satisfacción del deber cumplido, una moza quizá regresa de una agotadora jornada de siega,...

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Por lo que he podido investigar por la red, el diseñador de muchos de los sellos grabados por Toth, Adalbert Pilch, también grabador e ilustrador (http://apilch.de/ap_frames.htm), trabajó mano a mano con aquél en dos de los sellos de esta serie magistral de la UPU. Este es uno de ellos:

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Continúa el embrujo. Toth, a partir de un detalle de una gran obra de Bernardo Bellotto, también llamado Canaletto el joven, año 1759:

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¿Es necesario mostrar otra posta de Toth para cerciorarnos de que nunca las vimos así creadas por un buril? Lo hacemos con la venia de los moderadores...

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Hacemos un receso en el universo Toth y viajamos al Loire francés, tierra de castillos. En la comuna de Cherverny, se alza imponente este castillo de estilo renacentista que el grabador Jean Pheulpin trazó con austeridad de líneas y contención de color, porque también un sello sabe ser modesto: este excelente grabador francés manejó con un orgullo contenido su buril y no discutió la preeminencia de su contendiente...

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Siempre he tenido debilidad por este sello. Al examinarlo ahora con el escáner, veo que es del mismo grabador que el sello anterior, Jean Pheulpin. Es curioso ver cómo cada grabador acaba encontrado su propio estilo, como todo gran artista. Pheulpin, en este sello como en el anterior, revela elegancia modesta en los trazos y en la misma disposición muy centrada del edificio. Alrededor de los mismos no hay detalles, sólo trazos brumosos que realzan aún más los edificios que enmarcan. Un estilo sobrio en las formas y realzado con esos colores esponjosos y claros muy típicos de la filatelia francesa moderna. ¡Excelente!