Personalmente, a mí me da mucha rabia, ya que, por una parte, desconozco cuándo ha sido -y dónde- echada al correo, y por otra, se me priva de la impronta del matasellos que, como coleccionista, me hace ilusión tener para mi colección de marcofilia.



Las soluciones son escasas:
1) La más cómoda: Aplicar Ajo, Agua y Resina, y guardarla en la colección sin más que con la anotación de "Circulada: No se mataselló en origen".

2) Mandar la carta recibida a aquella persona o empresa que nos la mandó para que se acerque a una oficina de Correos y se la matasellen, explicando lo sucedido (¡teniendo por seguro que le toman por un bicho raro!



3) Mandar la carta recibida a aquella persona o empresa que nos la mandó pero esta vez para que la eche en un buzón de su localidad sin más, aunque esperando que esta vez sí que nos vuelva correctamente matasellada (se evita el cachondeo del punto anterior)


4) Acercarnos a la Estafeta de Correos -o a la Sucursal de Reparto- más próxima a nuestro domicilio, y pedirles que la matasellen con el fechador de la Oficina, pero disponiendo escrita la frase al lado "Matasellada en destino".
Son las únicas opciones que pueden contemplarse; salvo, claro está, la peligrosísima de la 'rabieta in situ receptionis', que nos hace destruir la carta nada más verla, en un arrebato de 'bad milk'.





¿Cuál os parece, de entre estas opciones, la mejor?
Comentarios, porfa.
Abrazotes.