Acabo de recoger una carta del cabrero alicantino con unos sellitos de leones heráldicos y otros con los que pretende poner a prueba mi agudeza visual a la hora de buscar gatos.
De momento han pasado por el escaner y otros métodos científicos un par de ellos.
Es una opinión, pero yo creo que el bicho que aparece en este sello de Noruega es un miserable chucho. Un gato jamás doblaría la cola de una forma tan retorcida y obscena.
Y, en este de Alemania, no consigo encontrar al gato ni de coña marinera...
Muchas gracias, Julián.
Aunque, también reconozco que los gatos son especialistas en esconderse, camuflarse y disfrazarse. Como prueba, aquí están estas postales que también han llegado hoy.
Unos persas disfrazados de mariposas y un gato común tuneado.
Otro que se disfraza de cerdo.
Y, por último, un persa que luce como decoración un mandala tibetano.
Todas las postales son de una casa comercial californiana y vienen franqueadas con el talibán felino que vimos en la página anterior. Es bueno aclarar (por si a alguno se le ocurre decorar al gato con Titanlux) que se han utilizado tintes vegetales que no perjudican al animal.
Muchas gracias, Ed.
Los gatos, el blues, el jazz... y otras muchas cosas.