Mi oficio de papelero e impresor (de los de antes) me hace intervenir .Su explicación es francamente buena, pero quizá pueda dar algún detalle que permita conocer mejor la diferéncia entre MACULA, PRUEBA yMUESTRA.
No sé si fué en este foro o fué en otro, ya lo expliqué, pero voy a repetirlo.
Actualmente las máquinas de imprimir van con todo lujo de células ópticas, de ordenadores y mesas de control, pero en mi tiempo no era así.
El caso es que se solían imprimir los colores uno a uno, uno encima de los otros hasta conseguir el resultado definitivo, aunque la FNMT tuviera máquinas de más colores, el caso es que cuando se ponía la plancha en la máquina, la impresión de cada color no "caía" exactamente en su lugar preciso.
Solía haber en las cantoneras o márgenes unas cruces que servían de guía para ir "punturando" para que cada color fuera estampado exactamente encima de los otros en el lugar preciso.
Los buenos operarios se valoraban por su rapidez en hacer este trabajo.
El caso es que en una máquina que imprimiera cuatro colores de una pasada, una vez colocadas las planchas se imprimían unas 15/20 hojas y se calibraba la puntura; evidentemente las primera pruebas salían despunturadas, el maquinista, iba modificando la colocación de la plancha según su criterio y hacía otra pequeña tirada para ver que tal resultaba su "puntura", a veces se aprovechaban las hojas anteriores por el dorso.
Esta operación se hacía las veces que fuera necesario hasta conseguir la "puntura" perfecta.
Al mismo tiempo, de la misma manera que se iba "punturando" se iba dando la cantidad e intensidad de tinta necesaria a cada color a base de ir abriendo o cerrando el tintero de cada color, hasta conseguir el resultado apetecido. Para ello el papel se aprovechaba incluso de tiraje a tiraje y pasaba múltiples veces por máquina.
Este trabajo permitía dar categoría al profesional que tenía más habilidad en conseguir una "puesta a punto" más rápida y de calidad que otro.
En algunos tirajes, en los cortos, un taller podía emplear tanto tiempo en poner una máquina a punto como en el tiraje en sí. En aquel tiempo, en que las máquinas tiraban a cinco mil a la hora como máximo (lo normal eran unos dos o tres mil), como digo una puesta a punto podía consumir en una máquina de cuatro colores una hora u hora y media.
Este trabajo se complicaba cuando en lugar de máquinas de cuatro colores se trabajaba con máquinas bicolores o de color en color; en este caso, el operario no veía el resultado final hasta que se tiraba el último color, por lo que se precisaba un profesional que "adivinara" color a color cómo iba a resultar al final.
Hoy en día en máquinas de 10 colores (4 para el color y una para el texto por cara) o de 12 colores (con posibilidad de barniz sobreimpresón), este proceso se hace electrónicamente y no lleva más allá de un cuarto de hora.
Había unos profesionales que hacían unas pruebas que orientaban el tiraje.
Estas hojas, que por lo regular pasaban muchas veces por máquina, para buscar "puntura" y "tintaje", son lo que en el oficio se llaman máculas.
El destino de las máculas es la bala de papelote porque en realidad sólo sirven para el reciclaje de pasta de papel.
Pero claro, como los filatélicos somos así, algunas empresas u operarios sacaron estas máculas y las pusieron al mercado.
Yo me pensaría mucho en aceptar como mácula un material que no tuviera varias impresiones, incluso cara y dorso, arriba y abajo.
Si lo que aparece es una impresión más o menos limpia y con una sóla pasada por máquina... para mí que son pruebas. Cuando estas pruebas son más esmeradas para conseguir el "imprímase" del responsable, se convierten en MUESTRAS.
El proceso es: MACULATURAS, para poner a punto la máquina,
PRUEBAS, compobaciones del maquinista más precisas y limpias
MUESTRAS, resultado final para dar el "imprimatur" del mandamás.
Os pongo la reproducción de unas máculas:

Respecto a los expertos certificadores, ya hubo una discusión en otro capítulo y allí dije lo que tenía que decir.
S. i I.